labraron en la roca esta muralla,
estos techos de piedra como el cielo,
este hondo cañón de puñales de pita.
Durante más de cien siglos unos pobres homínidos
ahumaron estos muros con su amor y su miedo,
copularon al raso cuando la luna nueva
y excavaron la roca con sus uñas.
Durante cientos de años las casas escalaron
con sus garras de cal estos abismos,
pusieron una pica de luz en cada prisma
y fue cubismo al cubo la blancura.
Durante décadas creció la enredadera,
este Niágara verde que desploma
su clorofila ingrávida en un salto
de sol sobre la sombra de la bóveda.
Y es ahora, después de la pandemia,
-la luz tecnicolor sobre mis ojos-,
otra vez el estreno de la vida
sobre la gran pantalla del paisaje.
La realidad renace en este ahora,
en el radiante instante contemplado,
en la campana que forma el cielo con la piedra,
donde la luz retumba y se hace tiempo.
IMÁGENES: Mosaico de Setenil de las Bodegas, 11 de junio de 2020
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