miércoles, 16 de marzo de 2022

Fuego y dolor sobre Ucrania


Vládimir se arrancó la máscara de nieve
y, bajo el rostro gélido de esfinge,
hielo y basalto gris de Leningrado,
surgió la faz mogola de la momia
que eternamente hiberna junto al Kremlin
en su mastaba roja hecha de sangre.

-Yo soy tu padre, escucha bien, Ucrania.
Voy a partir tu cráneo con mi cetro,
voy a quemar tu trigo con mi hálito,
voy a enviarte el fuego y el dolor.

Y el padrecito Stalin sonreía
y el buda Mao leía sus poemas
al oído infinito de Neruda.

(Y vio Marx que era bueno).

Con el cráneo de Ucrania entre las manos
el osezno de Osetia se pasea.
Ser o no ser, tamborilean sus dedos
huesudos entre ojivas nucleares,
la garra que acaricia el botón último.

(Al otro lado del océano
Uncle Sam se afila a los colmillos,
saca lustre a la estrella
de sheriff de la Otan)

Pero ahora retumban los morteros
la sirena de sangre en Mariupol,
y Gernika era un cuadro de Picasso el rojo.

¿Repicarán de nuevo las campanas
de Kiev sobre las fábricas y el Dniéper?

¿Volverán a reír los grandes girasoles
sobre un amanecer azul dorado?

Fuego y dolor, la lluvia sobre Ucrania.

IMAGEN: Una oración por Ucrania, by Paloma

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