miércoles, 30 de marzo de 2022

Otro milagro de la primavera


El rigor de la canícula sevillana me hizo desistir de mi colección de orquídeas, ni espacio, ni tiempo -sobre todo tiempo-, tengo para un invernadero.
Las compro, sí, mientras están en flor y luego el tiempo -el climático- las desahucia.
No ha sucedido así con esta maravilla.
Pasó, sin esperanza, a la intemperie del balcón y -con no poco sufrimiento botánico- se aclimató cómo pudo, retornando hacia la selvática orientación colgante de su familia.
Pero, aunque diera hojas, lo suyo era la mera subsistencia darwiniana.
A veces las orquídeas florecen tras décadas si se dan las circunstancias -el invierno ha sido benigno- otras veces lo hacen a la desesperada, cuando reciben el biológico aviso de que ya la muerte acecha.
No he cuidado mucho este año el balcón, solo lo justo en términos de riego, ni siquiera de abono, y por eso comparecen este año en el muro de FB y en el angosto muro de mi jardín, menos flores.
Pero doy por bien empleada esta ausencia de cuidados que ha devenido en esta prodigiosa floración al cabo de tres años.
Esto es solo el principio, se anuncian muchas flores en sus tallos.
Será, por unas semanas, nuestro valle del Jerte en el balcón, nuestra Flandes florida, nuestra jungla tropical, nuestra pequeña y colgante Babilonia.
El triunfo de la belleza que es el triunfo de la vida.
Mi corazón espera con Machado, también hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera.






2 comentarios:

Manuela Fernández dijo...

Preciosa entrada. No es un comentario el mío muy allá, pero no caben más palabras.
SAludos.

José María JURADO dijo...

Mil gracias.

 
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