(Doncel de Sigüenza)
¿Qué lees al otro lado de la muerte
con los velados ojos de alabastro
y la Cruz de Santiago sobre el pecho?
¿El Libro de los Muertos de Castilla
o el inconstante breviario de los vivos?
Es grave tu mirada y melancólica,
imposible saber qué sueño sueñas,
mientras yaces, inmóvil, reclinado,
aguardando la voz que te despierte.
Abierto a la mitad como la vida
las páginas de piedra están en blanco,
no hay alfabeto que cifre la escritura
cuando la eternidad es transparente.
De mi ahora a tu nunca hay solo un paso
de mi nunca a tu siempre hay un abismo.
Es hora de la mies, en las vidrieras
2 comentarios:
Precioso, José María. Para ser grabado en mármol.
Gracias, Jesús, de corazón, esto sí grabado en piedra.
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