jueves, 29 de marzo de 2018

Madrugada


¡Campanilleros! La navidad es ahora, cuando las guirnaldas de azahar se posan como estrellas en los naranjos y en la corona de espina de los limoneros crecen palomas moradas de aroma y luz. Como en los cuadros de Georges de Latour recibe el niño la cera luminosa que hace cristalizar la bola radiante del árbol de la vida. Y crece recto el leño prodigioso donde el Niño y el Hombre se hacen Dios entre pañales de lino y sudarios de muerte.  Y es la madre la Niña y es la Anciana que lleva sobre el pecho el dolor de la muerte y los dolores del parto. Late el corazón de la ciudad abierta y sin posada adonde acuden todos los nazarenos de la historia a ser censados. Es navidad ahora y en esta madrugada sigilosa vendrán los reyes del Oriente con la llamarada verde de la esperanza. Nochebuena esta noche de los campanilleros en la que, abandonados del ser, decidimos existir con más potencia, ebrios del vino de los jueves y del ácimo pan de la cena donde al final canta un gallo. Hoy vamos a ser en los sentidos, hoy vamos a existir en cada poro del alma y de la piel.  Naceremos hoy y moriremos, como nacen y mueren las flores y los hombres, como han nacido y muerto desde el principio del mundo, mirando al sol de frente y a la inmensa luna. Traspasados por un hacha misteriosa de luz y de conciencia que nos dice: existe, sé. ¡Campanilleros! Cantad la noche eterna, este caos de inciensos y de nieblas de donde fluye el cosmos, el universo irradiado de las manos de Dios.

La imagen puede contener: una o varias personas, personas sentadas y calzado
 Detalle de San José carpintero (c. 1638-45), de Georges de la Tour

Macarena en su palio.


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