domingo, 13 de mayo de 2018

Un premio de poesía

He soñado que ganaba un premio de poesía.
Siempre recuerdo que el último lo gané en el siglo pasado y aunque ha habido épocas en las que he concursado más, ya casi no juego.
Solo una vez cada dos años, para comprobar que sigo en forma. He llegado a jactarme de los premios que no me han dado.
Bueno, por algo será.
Una cosa es indudable, el Jurado soy yo.
El caso es que he soñado que me daban un premio de poesía, pero en el sueño no terminaba de creérmelo hasta que la cosa alcanzó cierto grado de verosimilitud.
Y es que el premio lo otorgaba una suerte de fundación o institución botánica.
¡Vaya! Que era un premio de poesía y plantas.
Así que en el sueño me puse muy contento y como la cosa iba de vegetales me ceñí la corona de laurel, la de olivo, la de yedra y aun la del espartano perejil y me fui a presumir a la oficina porque fuera de nuestra burbuja lírica hasta que no te conceden un premio realmente no eres nadie, supongo que luego tampoco, pero, la verdad, esa experiencia no la he tenido.
Estaba verdaderamente convencido del triunfo, el premio, no me preguntéis por qué, acaso porque el último que me dieron fue en el siglo pasado, tenía incluso una dotación económica en pesetas. Nada menos que doscientas mil, supongo que de las de antes.
Estábamos ya corrigiendo pruebas cuando me he despertado y todavía he tardado un rato en percatarme de que las coronas se habían marchitado a los pies de mi cama y que el alba me privaba de mi premio.
Lo cual me ha parecido ciertamente muy injusto.

La imagen puede contener: exterior
JMJ: El cubo -mi oficina- en flor

2 comentarios:

planseldon dijo...

No sé quien dijo aquello de que para Dios nunca seremos héroes anónimos...
o algo así.
Un abrazo-jurado

José María JURADO dijo...

Gracias otro para ti. Todo emana de Dios y vuelve a él.

 
/* Use this with templates/template-twocol.html */