Lo despidieron públicamente con mucho cariño, rigor y sinceridad Ignacio F. Garmendia, Alejandro Luque y Fernando Iwasaki
Decía Ignacio, en el Diario de Sevilla
"pero su tema de conversación permanente era la literatura. Su renuencia a transigir con las propuestas de algunos poderosos espadas o espadachines del Reino, que en España son hasta recibidos en la Academia, lo retrataba como a una persona íntegra que no mercadeaba con su criterio, discutible como todos pero nunca infundado. Tampoco el antiguo director del diario monárquico, con quien compartió felices pesquisas en los años 80, fue generoso con él, que había trabajado mucho y bien en su periódico pero no era hombre contemporizador, obsequioso ni maleable. Enarbolaba, con Ortega y Juan Ramón, la defensa de las minorías, que como dijo el poeta pueden ser inmensas. Vivió para la literatura y por defender su dignidad, sin miedo a que lo tacharan de elitista porque sabía bien que entre nosotros, los españoles, el respeto a la cultura sigue siendo revolucionario"
En el Correo de Andalucía, pero también en su blog Alejandro Luque:
"
Me cuentan que en los últimos tiempos, cuando su salud sufrió una grave degradación, García-Posada se quedó bastante solo. Sus enemigos de antaño se olvidaron de él, pero puede que también algunos de los que consideraba sus amigos. ¿Hubo algún desencuentro en aquella homogénea cofradía, o simplemente su figura se opacó al salirse del foco? Es una pregunta cuya respuesta no estoy muy seguro de querer conocer. Me quedo con su buen trato para con los advenedizos de aquellos años 90, y con la lejana gratitud por su antología de cubierta color sangre: esa que recuerdo mejor -suerte la mía- que el periódico que leí esta mañana."
"García-Posada fue una persona discreta a la que quizá jamás se le retribuyó en cariño lo que tanta generosidad derrochaba en sus juicios críticos y pedagógicos. Por ejemplo, yo me siento en deuda con él y seguro que nunca lo supo."
2 comentarios:
Yo también me siento en deuda con él, porque fue conmigo generoso, cordial, casi paternal y me dio no sólo la información que necesitaba, sino consejos buenos y sabios que tengo guardados. Un abrazo.
Gracias, Jesús.
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