Lo llaman teletrabajo, pero quieren decir teledespido.
Lo llaman oficinas sin papeles, pero quieren decir oficinas sin empleados.
Lo llaman mensajería instantánea, pero quieren decir cadena perpetua.
Lo llaman mandos intermedios, pero quieren decir capataces.
Lo llaman recursos, pero quieren decir esclavos.
Lo llaman liderazgo, pero quieren decir narcisismo.
Lo llaman productividad, pero quieren decir explotación.
Lo llaman sostenibilidad, pero quieren que lo sostengas tú.
Lo llaman eficiencia energética, pero quieren decir calor y frío.
Lo llaman videoconferencia, pero quieren decir monólogos.
Lo llaman inteligencia artificial, pero quieren decir sin espíritu.
Lo llaman resiliencia, pero quieren decir abnegación.
Lo llaman flexibilidad, pero quieren decir miedo.
Lo llaman taquillas, pero quieren decir nichos.
Lo llaman espacio abierto, pero quieren decir sin alma.
jueves, 3 de octubre de 2024
Work atfer COVID
jueves, 26 de septiembre de 2024
Rey de rey
De las hamletianas fotografías que el hijo de Rey ha publicado del Rey de Mérida me impresiona menos la cantidad de preceptos morales y legales vulnerados en una sola escena con tan pocos elementos (el diablo escribe haikus), como su carácter genuinamente de época y sentimental y sintéticamente español.
viernes, 9 de agosto de 2024
Si una mañana de verano...
Leído frente al Atlántico, junto a vertiginosos acantilados de arenisca dorada y el infinito mar portugués de vino verde y azurita; o en la siesta de piscina y torrefacto café angoleño; como si nos asomáramos a las mismas olas ancestrales, las del último azul Mediterráneo y africano de Mallorca, con sus calas que descienden a la playa entre olivos y que aquí bajan entre maizales, higueras y pitas a las mismas orillas del océano cósmico, a la paz de plata del Algarve.
La palabra de José Carlos Llop arrulla con su voz de cien civilizaciones, como una suave marea que arrastrara objetos de un museo marino en el que todas las referencias aparecen henchidas de vida y luz.
Al leerlo vemos al sol arder sobre la vida y sentimos en el pulmón el aire de los pinos. Es como leer un texto antiguo que se abriera con novedad evangélica dando sentido al ser y al tiempo.
En este año que he cumplido ya mis cincuenta y me siento al mismo tiempo feliz y desolado por la nostalgia, libros como este me consuelan al sentir que algo queda siempre de nuestro paso en el mundo, como las huellas de las palabras de Llop sobre la arena.
viernes, 26 de julio de 2024
Cincuenta versos en mi cincuenta cumpleaños
"Llega un momento en la vida cuando el tiempo nos alcanza."
Hoy la flecha del tiempo nos
alcanza,
en la mirada guardo una centuria
(multiplico por dos) de amaneceres
y atardezco en dos siglos, tan distantes
como el hoy y el ayer.
Del que hizo veinte,
conocimos las décadas mejores,
tras dos guerras mundiales y una
fría,
tampoco era difícil superarlo.
Hasta llegar, al fin, a dos mil
uno,
restos de nieve en el telón de
acero,
tormentas del desierto y CNN,
¡qué larga se nos hizo la odisea!
(Y que supere Kubrik esta elipsis
de angustia y soledad, de amor y
libros.
Yo nací, respetadme, con el vídeo).
Una tarde dorada de septiembre
vimos arder en los televisores,
-¡Torres de Dios! ¡Poetas!¡Pararrayos!-
la simétrica barra de los dólares.
Ya no hubo vuelta atrás, el nuevo
siglo
humeaba en la aldea de McLuhan,
mientras yo paseaba con mi novia
(ni que hubiera caído la Giralda).
Mon amour, Hiroshima, nos
casamos.
Pasaron luego dos decenios casi
de aprender a vivir y de dar vida
entre crisis bursátiles y angustia
de escribir para qué y para
quiénes
y a los cuarenta se murió mi padre,
se fue cuando más falta me
hacía
(yo rezo la oración de Gloria
Fuertes).
No vimos advenir las mascarillas
ni el bullir insensato de
pantallas
que absorben el cerebro y ensombrecen
la luz del candelabro de los
libros.
Y, más o menos, desde aquí os
escribo,
cincuenta años de dudas os
contemplan,
Pentecostés del ser con aleluyas:
lo que reste vivir es de prestado,
me han marcado una “L” en el
costado.
Debo empezar a preparar el alma,
pero no hallo el momento ni la calma.
Dar cuenta a Dios el día menos
pesado
que al fin pueda decir he adelgazado.
Que aunque perdí la fe por el
camino
las compuertas de Luz y del Destino
se abran para mí y cito a Eliot:
“¿Qué mares qué playas qué rocas
grises y qué islas?
¿Qué imágenes regresan?¡Oh, hijas
mías!”
jueves, 25 de julio de 2024
Tristán e Isolda - (BAYREUTH)
Coloquio TRISTAN E ISOLDA MAESTRANZA
miércoles, 17 de julio de 2024
Memoria política del siglo XX en un tuit
Mi infancia son recuerdos de Tejero y de Suárez,
de Gutiérrez Mellado y de Verano
Azul,
mi juventud, quince años de Felipe
González,
y un lustro de aznarato sin
carisma o glamour.
Yo, nací, respetadme, con el punk.
L
martes, 16 de julio de 2024
Verano de Bohemia
domingo, 14 de julio de 2024
La rotonda fantástica
No provoqué yo el atasco en la rotonda, al menos no premeditadamente.
La culpa fue otra vez de Google Maps: "en la rotonda toma la salida en dirección sureste", pero la brújula que llevo mano para estos casos se había desmagnetizado al lado del cargador del móvil.
No me quedó otra que detener el vehículo y sacar el sextante de la guantera, donde antes se llevaba el mapa de carreteras.
La gente empezó a aporrear el claxon pero qué podía hacer yo, si ni siquiera había cerca un muro o un tronco de árbol para ver por dónde crecía el liquen.
Mientras calibraba el artilugio los otros coches empezaron a pitarme porque quizá no iban al sureste como yo, o porque quizá Google los hubiera mandado por la senda donde sopla el cierzo o el mistral.
La falta de paciencia ibérica para quienes tienen que medir la declinación solar ya la vivió Colón en su primer viaje que casi le causa un motín. Si el Almirante pudo superar esa prueba clavando un doblón en el palo mayor que luego le escamoteó a Rodrigo de Triana, nosotros que estamos atascados precisamente en la Ronda de Triana no vamos a ser menos.
Yo creo que esta prisa española no sirve de mucho porque, como la muerte, a todos nos iguala luego la eternidad de un semáforo en rojo como la camiseta de la selección de fútbol, ese deporte que da tanto que hablar todos los veranos, lo mismo que se habla de ajedrez cada vez que cambia una era geológica.
Quizá iban todos a ver algún partido que dieran por la tele porque creo, aunque no estoy muy seguro, que es ahora la temporada, aunque a los del balompié les pasa como a las cofradías, que es domingo de ramos todo el año.
De hecho el entrenador me parece que se ha hecho famoso por unir ambos mundos, justamente aquí al lado, en el Cachorro, donde se ha formado el embotellamiento.
Me parece que al entrenador, como siga mostrando estampitas y medallas, le va a quedar muy poco en el convento. Ahora los que mandan son más de llevar exvotos a la virgen de Begoña.
Desde luego no era esa hora de estar pitando en la calle, salvo que uno fuera árbitro o guardia de tráfico, pero para cuando llegó el municipal yo ya había tomado las coordenadas y el agente me confirmó que, en efecto, el sureste era la segunda salida, sin más apercibimientos porque ya iba empezar el partido y no era cosa de demorarse poniendo una multa que hay que redactar muchos anexos.
Se ve que Google tiene querencia por el mundo náutico y cuando menos lo esperas te señala así la derrota (el rumbo, no la del partido) según la rosa de los vientos, que es como la rosa del PSOE, pero sin estar erezada de espinas.
Ahora que peor es cuando el navegador se vuelve erudito y te dice que en la rotonda tomes por la vereda del general "..." y ponga en esos tres puntos cualquier espadón del siglo XIX, que hace falta el Espasa para dilucidarlo.
Claro que para eso llevo también a la mano el facsímil de la edición de 1940 de "Las calles de Sevilla" de Santiago Montoto. No me sirve de mucho en la Cartuja o en los Remedios, pero al menos mientras viene el municipal tengo lectura y recuerdo ese mundo andariego sin ubicación ni coordenadas.
Tengo también comprobado que la maquinita hace un uso muy ligero del término "ligeramente", en una acepción que me parece a mí que no recoge la Academia ni el María Moliner, porque ¿cómo se puede girar ligeramente a la izquierda? ¿Como Feijóo acaso?
La prueba es que nunca te dicen que gires, que sería lo contrario, bruscamente a la derecha como Abascal, decidido cumplidor de las normas de orbanidad.
Yo creo que o se gira o no se gira y la cuestión quedaría mejor determinada, ya que G., el gran arquitecto, se empeña en no anunciar el número de la salida, determinando los grados. En previsión de que algún día incorporen esta funcionalidad llevo también un transportador y, ya puestos, además del tiralíneas, una escuadra y un compás por alinearme con google y darle un aire masónico, quiero decir masoquista a la conducción.
Y hablando de incorporar, lo que le gusta esta palabra a G. que parece vivir en un continuo transfuguismo: ahora incorpórate a la izquierda, luego incorpórate (ligeramente, claro) a la derecha. ¡Eso sí por el centro no te envía nunca!
Al final la cosa no fue a mayores porque con la llegada del guardia quien más quien menos se sintió culpable de un desfalco y salió huyendo.
No era tampoco hora para que le revisaran a la gente el maletero ni creo que al guardia le apeteciera ahora encontrar la típica testa seccionada en una bolsa de basura y tener que hacer los precestivos tests y levantar un atestado. Que a ver a que juez llamas ahora que los han cambiado a todos en el supremo.
Yo, desde luego, tenía la conciencia tranquila, no había llevado a mi coche a luchar contra esos elementos procaces y desamaldos que se crecen tanto con la cuestión circulatoria que terminarán infartados o por el coche o por el furbo.
En esto que la máquina volvió a insistir en que mi destino ¿o era el del país? estaba a la derecha, pero claro yo no sabía si refería a mi derecha o a la suya, porque además ahora tenemos tres, la cobarde, la macarra y la conspiranoica.
Con lo fácil qué era preguntar antes, cuando la gente te decía a la derecha moviendo el brazo hacia la izquierda (¿pero la suya o la mía?) y en el primer cruce te equivocabas y entrabas borgianamente en un mundo más antiguo y más pleno.
¿Pero qué esto que escucho de repente como un mantra terco y repetitivo?:
Ha llegado a su destino, ha llegado a su destino ha llegado a su..
Pues eso que aquí se acaba la columna, saludos de Chat GPT.
Procesión becqueriana en el Museo
miércoles, 10 de julio de 2024
Todo queda en casa
martes, 9 de julio de 2024
Mother France
En temas electorales mejor que la doble vuelta es votar hasta que salga lo que queremos.
Was tun?
viernes, 5 de julio de 2024
HELGA DE ALVEAR: MULTISPLIT SIN BOMBA DE CALOR
Como ayer hacía un calor que ni en Sevilla y andaba inopinadamente por Cáceres nos fuimos a probar el aire acondicionado del Museo Helga de Alvear.