Veinticinco años separan la lectura de los tres primeros volúmenes de la de los cuatro siguientes.
Y como toda la obra acontece "en el tiempo", así, en estos dos tiempos de dos yoes, que son el mismo y no, hemos surcado esta catedral, desde el atrio «Longtemps, je me suis couché de bonne heure » hasta su cierre circular.
He vuelto a sentir este año de lectura la intensidad de un lector adolescente. La lectura del ciclo proustiano, toda una épica del alma, no es fácil, es un descenso a los abismos de la condición humana, pero también un ascenso a su más alta realización.
Uno recorre el París de la Belle Époque de la mano de Proust como los círculos del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso de Dante.
Se entra y se sale de esta obra cambiado, hemos tenido que cuestionarnos tantas cosas que hemos aprendido, sobre todo, de nosotros mismos y acaso estemos más cerca de la mirada piadosa y fraternal a sus criaturas de un Miguel de Cervantes -ese gran proustiano- , tras este periplo de casi cuatro mil páginas donde hemos sido tantas personas.
Como las tragedias de Shakespeare hablan del hombre común, este mundo de la crema del París del XIX al XX habla de ti y de mí.
Somos tiempo, solo tiempo en la memoria del mundo, en la memoria del tiempo.
Y al tiempo que Proust escribía en su torre de marfil, que sin embargo estaba en el centro de las pasiones de su siglo, Eliot recordaba la eternidad agustiniana del tiempo y Einstein escribía las ecuaciones que explican su ductilidad.
Mañana mismo, alfa y omega, omega y alfa, doy inicio a la lectura en la traducción de Mauro Armiño, actualizada en la editorial El Paseo. Mauro fue un gran amigo de mi tío Miguel García-Posada, casi el único en su funeral. Fue mi tío, que por cierto también leyó la obra en dos tiempos hasta solo leer a Proust, quien me regaló en 1999 los tomos de Alianza que he querido completar en homenaje a él, aunque entonces ya trabajara Mauro en la primera versión para Valdemar.
De las lecturas proustianas de Miguel García-Posada salió el ciclo memorial y memorable de "La quencia", las intermitencias del corazón de mi familia materna
La lectura es un ejercicio espiritual más difícil que la escritura, con Borges uno está más orgulloso de lo que ha leído de lo que haya escrito o escriba nunca.
Muy feliz por este reconocimiento que conlleva la publicación del texto en la prestigiosa editorial EL PASEÍLLO.
El Premio Divisa es la referencia en la literatura taurina donde han brillado autores grandiosos como Hemingway, Fernando Quiñones, Lorca, Nestor Luján, Bergamín o Gerardo Diego. El texto es un cuento largo, de treinta páginas, que describe el descenso del Guadalquivir desde Sevilla en un barco de vapor en el mundo de ayer tan apropiado para estos días de Rocío y Doñana, junto a una fantasmagoría de retratos en sepia de viejos toreros. Creo que podrá gustar también a quienes son refractarios a la fiesta, cuestión que también se aborda en la borda del barco que conduce al mar. Forma parte de un libro de relatos más amplio que con el título de "CUENTOS BARROCOS" espero dar completo algún día. Mil gracias al Jurado integrado por: Luis Manuel Halcón Guardiola, Fernando González Viñas, David González Romero, Pedro Narváez, Patricia Navarro, Juan Antonio Ruiz "Espartaco" y José Lugo.
Pero Roma es
Amor, resplandecía la caricia en
el cuerpo acariciado y un rumor de
palomas por el Tíber anunciaba la
aurora.
Tendida sobre
el lecho, mármol y oro, como un ara la
espalda desceñida y los ojos
azules casi negros, una sombra
Propercio entre cipreses, recibe Cintia
el beso de la luz, la mañana que
nace de la noche.
Sobre la piel
dorada Goethe escribe,
otoño en
Marienbad, una elegía, de la flor aún
cerrada de este día ¿qué aguardar
si los dioses me destruyen?
Amor abrió la
caja de Pandora y arden ahora
las cúpulas de bronce, rosas rojas de
sangre de Julieta, odio y amo,
Catulo de Verona, y aquel violín
de Hungría, Ovidio en el Danubio, que rasgaba la
clámide de César hasta tornarla
púrpura porque Roma es
Amor y Amor es muerte.
Imagen: Panteón de Agripa (Fuente: National Geographic)
más poesía de la que creen los partidarios absolutos de la emoción y los partidarios absolutos de la inteligencia.
Es decir de aquellos que creen que la chispa salta solo por el pedernal que los constituye, a ellos y a sus protegidos.
Refractarios a Rimbaud, refractarios de Mallarmé, sorprende que su discurso emocional lo consideren superior, por ejemplo, a esta sevillana tan sencilla que sin embargo dice lo que Manrique dijera.
Otrosí cabría decir de quienes han hecho del lenguaje su mecano, pero la AI ya los ha desenmascarado.
Poesía no es lo que nosotros afirmamos, sino lo que conmueve y perdura agitando las potencias del alma.
Y el espíritu sopla donde quiere.
Se perderán en el espacio tiempo tantos versos vacíos y aun perdurará en alguna caseta del alma estas seguidillas.
Por huir del folclórico en cuántas catetadas y prejuicios no ha ido a dar nuestra intelligentsia divine.
Hay que juzgar caso por caso, chispa por chispa.
Y todo lo demás son anteojeras.
¿Estoy diciendo yo que esto son La Elegías de Duino?
¡No!
Digo que ahí aquí más verdad y más belleza que la que nos trafican los combinadores de palabras que, por cierto, tampoco han entendido a Rilke.
Celebran algunos que la izquierda vuelva a hablar mal del Papado, pero a mí lo que me sorprende es que la derecha siga hablando mal de Francisco.
Es sorprendente la cantidad de católicos sedicentes que parecen ignorar que ya está ante los ojos de Dios.
De Francisco lo "peor" que se podría decir es que fue un Papa evangélico, y claro si uno es un poco fariseo (y fariseo somos todos) muy bien no lo podrá llevar.
Porque cuando Francisco, por ejemplo, visitaba Lampedusa o manifestaba querer venir a ver Canarias o cuando decía que en la Iglesia, en el rebaño, había un lugar para todos -no necesitan médico los sanos sino los enfermos- en las bóvedas de todos los templos liberales y conservadores, resonaba, ay, esto:
" ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones
...
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe!
...
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia!
...
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad."
Como también había sonado en las cúpulas de los politburós con San Juan Pablo II.
El Papa es el Papa, y por eso San Ignacio añadió un voto más a su orden.
Y si no te gusta el Papa o te lo comes con papas o sigues por el camino de Lutero.
Coincidiendo con la inauguración en el Thyssen de la exposición "Proust y las artes", he completado la lectura de LA PRISIONERA y hemos empezado ya LA FUGITIVA.
En paralelo he leído -o releído, aquí sí- parte de la innumerable bibliografía proustiana que había acumulado estos años desde que me detuve en “La parte de Guermantes”.
Emulando a mi querido amigo y maestro Juan Lamillar he adquirido ya el catálogo de la madrileña exposición aun cuando en un par de semanas iré a verla (¡deberíamos organizar una excursión cabal desde Sevilla!).
Esta lectura en dos tiempos, los tres primeros tomos hace más de veinte años y ahora los otros cuatro, creo que ha sido un acierto pues no sé yo si hubiera tenido la preparación moral, espiritual y artística para apreciar el texto posterior a la gran cena en el salón de los Guermantes en toda su dimensión. “Sodoma y Gomorra” es un texto muy duro y desolador, pero probablemente el punto más alto de la escritura proustiana, vuelvo a repetir que si acaso se leyera en profundidad o con fruición sería incluido en el índice del arco iris.
Pocas obras más impolíticamente correctas que las de Proust.
Sí estoy convencido, por lo que escriben tanto estos días, que no mucha gente en nuestro terruño ha completado la lectura completa, si no no emitirían juicios tan triviales, casi siempre vinculados a la pobre magdalena, en rigor un bizcocho en forma de vieira, que por cierto sale otra vez al final de este tomo.
¿Es difícil de leer?
No es una obra recomendable para quienes se aburran en la ópera, sobre todo en las de Wagner (el término de "las muchachas en flor" procede, por ejemplo, del jardín de Klinsgsor del Parsifal) por decir algo, pero cuando uno interioriza la frase proustiana en su extensión arabesca y alambicada sucede el milagro del gran estilo, es decir aquello que hace que a los escritores más complejos, profundos y difíciles, se los lea más rápido, con más interés y emoción que a ninguno, de Homero a Borges.
Aquí no hay elfos ni aliens, pero está todo lo demás: el paisajista, el escritor moral, el humorista, el esteta, el filósofo, el psicólogo, el lingüista, el enciclopedista y hasta, en ocasiones, el teólogo. Se puede leer, además, como novela de intriga o de enredo, el élan narrativo está asegurado y nunca deja de entretener.
Harold Bloom ubicaba a Proust en el punto más alto de la literatura, en la épica. Según su preciosa concepción los cantares de gesta habían mutado en el siglo XX en la novela que contiene la épica de nuestro tiempo.
Si San Agustín se preguntaba "Quid est enim tempus?", "¿Qué es pues el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé, o por lo menos imagino saberlo. Pero si he de contestar a quien me lo, pregunta, ya no lo sé", aquí una explicación.
Esta explicación de la temporalidad fue paralela en el tiempo a la que la física moderna dio con la Relatividad y la Mecánica Cuántica, en esas primeras décadas del siglo XX la inteligencia humana llegó a donde no llegará nunca la artificial, no por lo que tiene de artificial, sino de humana.
Se lee LA RECHERCHE como una "Bildungsroman", como una novela de aprendizaje que tiene la virtud de enseñarnos, en nuestra provecta edad, como aprendimos del “Rojo y el Negro” o de ”Crimen y castigo” y en este sentido nos hace ser adolescentes otra vez, y nos sana de algunas afrentas de la edad y nos prepara para las peores.
El conocimiento que se adquiere, o que se estructura y construye en diálogo con Proust, a quien muchísimas veces no queremos dar la razón ni él quiere que se la demos, nos inviste de una cierta dignidad áulica, nos confiere el superpoder de estar ya de vuelta de todo y eso se nota cuando uno trata con quien, de verdad, ha completado la novela que, siendo una sátira brutal sobre el snobismo, también nos vuelve dandies y snobs.
Cuando la termine, en la traducción que había entonces disponible y que me regaló mi tío Miguel de Pedro Salinas y Consuelo Bergés, pasaré a la que, entonces, estaba empezando en Valdemar su gran amigo Mauro Armiño y que ahora ha re-editado, mejorada, El Paseo Editorial el paseo editorial que es la que se debe leer o incluso comprar.
Algunas cuestiones que me llaman la atención del nuevo orden mundial de la semana pasada:
1) ¿Por qué es tan fácil movilizar divisas para el armamento y no para el desarrollo?
2) Este dinero es solo para dilapidar en efectivos disuasorios no, ¿o realmente Francia arrojará la bomba nuclear en Moscú? ¿Esto no estaba superado?
3) ¿De verdad la izquierda -la que nos puso en la OTAN- compra la estrategia belicista, pues no habíamos dicho NO A LA GUERRA?
Hemos abandonado la Agenda2030 por el Ministerio de la Guerra en el S.XIX.
Sin ser conspiranoico no se puede negar que el coronavirus enriqueció a las farmacéuticas, comparado con ese el negocio de la guerra es fastuoso.
Para renovar el armamento hay que usar el que está en los desvanes, así que en seguida se movilizarán efectivos de jóvenes europeos, ¿quieren enviar a la emigración europea a luchar a las fronteras?
Y -meanwhile- Cataluña, ¿será un protectorado de la URSS o la invadirán los 25-1 cuando despliegue su política nazi?
¿Si estamos en una democracia quién pregunta a los ciudadanos?
Por Ceuta y Melilla preguntamos otro día.
Es curioso: desplegar todo lo que se quiere desplegar si lo consideramos como un proyecto de Ingeniería llevaría no menos de cuatro años, pero las divisas y el pago van por delante.
Que además digo yo que o construimos armas nucleares o de poco nos sirve reforzarse, pero estábamos cerrando las centrales de lo mismo, porque, quitando eso, y como se ha visto en Ucrania, el antiguo ejército rojo está bajos mínimos en capacidad y voluntad.
Siempre me acuerdo del chiste del Perich sobre dos ovejas que pastaban: a mí me gustó más el libro, a mí la película...
Aunque la película sigue casi linealmente el libro hay que reconocer que es una obra maestra de orden superior a la novelita.
Tadzio y la Madama Chauchat son el mismo ente, pero en "La montaña mágica" está más justificada la pasión eslava.
Dicen que es el mejor libro gay, pero la verdad es que el efebo polaco tiene más de niña que de efebo.
Y aunque estas pasiones provectas existen, véase la Elegía de Marienbad, de Goethe, la verdad es que ha de dar uno la razón a mi tío Miguel García-Posada, con quien vi la película por vez primera en 1998, que la novelita no estaba bien justificada, ¿qué era eso de morir por un muchachito o una muchachita?
Puede ser, pero...
Tengo, por otro lado el convencimiento de que lo que muchos consideran el universo proustiano se refleja con más belleza en las obras de Mann.
Proust, a pesar de su estética, está más en Schnitzler, Joyce, Kafka y, sobre todo, Musil.
A mí lo de Ucrania me suscita infinitas dudas porque no sé por qué no la hicimos miembro de la UE el día del ataque, si de verdad creíamos en ellos y no era un simple dique.
Ahora llega la paz y la cuestión es ¿a qué precio?
Y son dos las lecturas:
-¿Al precio de los soldados y civiles que dejarán de morir?
-¿Al precio de la restricción de la libertad en el espacio europeo y de las futuras muertes de soldados y civiles?
Esto por no hablar de Gaza, otra guerra que se ha detenido bajo el anuncio de deportaciones masivas.
¿Pero de verdad estoy escribiendo de esto en 2025?
¿De verdad, yo que nací, perdonadme, en una Europa y una España en paz?
No doy crédito, pero ahora entiendo mejor la célebre anotación indolente de Kafka: "ha estallado la guerra, por la tarde fui a nadar".
"Querídisima y adorada Pepita de mi corazón"... Han llegado hoy,
justamente en San Valentín, estas postales venecianas fechadas en 1911 que dan
cuenta de un amor desdichado: "no sé cómo decirte que te quiero y que me
estás engañando".
Vienen directamente desde la Belle Époque, pareciera la correspondencia
tóxica y proustiana entre el narrador Marcel y Albertine en "La
Prisionera".
Fechadas en Barcelona, están escritas las cuatro, pero hay más, después de
una tarde juntos, como recopilación de la felicidad y la desdicha.
Enrique duda mucho de Pepita porque acaso duda mucho de sí mismo.
Aunque Pepita lo engañara, que no parece, lo quiso mucho si guardó estas
cartas que la hubieran comprometido ante otros pretendientes.
¿Se casaron?
No es improbable, pero tampoco plausible, a lo mejor las cartas fueron
devueltas, a lo mejor en largas tardes de invierno Pepita recordara sus paseos
y la dicha que no pudo ser.
De ella no sabemos más que lo que él dice y de él que técnicamente es lo
que ahora se denomina "intenso" es decir, un hombre tan ideal como
insoportable.
Pero en realidad estas cartas, como las campanas que están doblando por ti,
hablan de nosotros ciento catorce años después.
Nos fueron enviadas hace más de un siglo y rodarán con nuestra inquietud,
con nuestro amor, con nuestras alegrías y penas, con nuestra candorosa
fragilidad humana algunos años más antes de volver a sucumbir al olvido,
¿podríamos dar más de lo que a nosotros nos dieron?
"Adiós, nenita, piensa que solo vivo para ti".
Postales de Venecia, otra novela que no escribiré.
Trece años se cumplen hoy de la muerte de mi tío Miguel García-Posada, el pope de la crítica en Abc y El País, tan odiado como temido, para mí tan querido como admirado.
No he conocido a nadie que igualara una conversación con él sobre poesía.
Él, y ese fue su drama, y solo quienes lo conocimos bien sabemos hasta qué punto, de VERDAD creía y VIVÍA en la poesía.
Olvidado de hunos por el éxito que es seguir viviendo y de hotros porque no los reseñó, ahí queda su obra filológica incomparable (insuperables ediciones y estudios de García Lorca o Lope de Vega) su bellísimo libro de memorias, "La Quencia", y algunos poemas memorables, a despecho de otros y hunos.
De él aprendí muchísimas cosas, pero siempre llenará mi vida su conversación inagotable de lo divino y lo humano por las calles de Sevilla en Semana Santa, era como ir llevado por la mano de Virgilio.