{Gaudeamus}
Admito que el nuevo candidato tiene un currículum excepcional
e incluso estoy dispuesto aceptar que, en determinadas circunstancias, podría agilizar los resultados de las investigaciones en curso, pero es obvio que le falta recorrido. Nuestro
aspirante, en cambio –y que no salga de aquí- ya le ha dado dos o tres veces la vuelta
al globo haciendo pasillos: ¿a quién de ustedes no ha llevado la cartera? Esto
no es un instituto ni es un colegio de primaria, la antigüedad aquí es un grado
y todos sabemos de donde venimos. No nos podemos olvidar ahora de la
perseverancia solo porque un geniecillo de tres al cuarto haya cumplimentado su
instancia al concurso oposición dentro del plazo reglamentario. Si lo hiciéramos, perderíamos
autoridad y, díganme, sin autoridad ¿cómo podríamos cultivar la libertad de cátedra?
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