lunes, 4 de marzo de 2013

El Partido (XXX -y última-)

{Utnapishtim }


He contemplado la cabeza y las manos de Cicerón expuestos en el Foro sobre un charco de sangre. He sostenido en mis brazos el cuerpo exangüe de Marat, el cuello degollado, el agua roja sobre la pila blanca. He mirado los ojos tártaros de Mussolini desde el gancho donde lo colgaron y lo abrieron en canal como a un caballo. Y me ha resultado indiferente. Es cierto que estos siglos nos hemos apoyado en muchos humanos ambiciosos, no es, sin embargo, verdad, que el poder nos corrompa ni perturbe. Eso se lo hemos dejado a otros, pero no aprenden y acaban ahogados en su propia sangre. ¡Pobres hombres! Se consuelan de nuestra omnipotencia atribuyéndonos vidas desgraciadas, abundantes en tragedias y enfermedades e incluso están convencidos -¡insensatos!- de que la muerte nos iguala. ¡Qué poco saben del  Partido!



FIN



 

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