martes, 23 de abril de 2013

Coloquio de Cervantes y Lope

En este día.

De, "Cúpulas y Capiteles", Isla de Siltolá, 2010.


COLOQUIO DE MIGUEL DE CERVANTES Y LOPE DE VEGA 

Callle del León, esquina Francos, Madrid 1616 

                                                          A Elena y David



[Lope]:



Siempre hay una luz en esa casa, a todas horas don Miguel escribe, calle arriba de Francos al León, con la espuela ya puesta en el estribo y el cuerpo deformado por el agua. Pobre viejo. Me avisan sombras negras que no salga, pero Amor no me da tregua, calle arriba la noche me seduce con su fuego y yo no soy más que un comediante que ha saldado su talento en las corralas. Miro otra vez la luz estremecida, ¿qué tengo yo que mi amistad procuras? Te enfrentas a la muerte con la pluma como si fuera el yelmo de Mambrino y es tan heroico el mundo levantado en tu escritura que por cierto se confunde con la vida. ¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras! ¿Cómo pude enviar a mis secuaces a encerrar a tu Quijote en la casa del Nuncio de Toledo? Toda mi vida es sólo un decorado, fracasé en Inglaterra con la Armada y apenas fui capaz de sostener a Cristo entre mis manos. Pero tú has conocido la cárcel y la pólvora gloriosa que mutila, la burla de la Corte, los destierros y el desprecio vergonzante de las mujeres de tu casa y aún eres amigo del perdón y de los hombres. Debiera golpear la aldaba de la puerta y ofrecer a su merced las buenas noches. Mañana, don Miguel, mañana mañanamos.




[Cervantes]:


Tejados de Madrid, diablo cojuelo, algarada de eunucos y rufianes, calle abajo del León a Francos, del corral a la noche Lope pasa, barraganas, blasfemias, embelecos, la ronda villanesca de los cómicos y las flores de Olmedo deshojadas. Cerremos los postigos, Sancho amigo, basta ya de comedias de la Corte que yo jamás veré representar las mías, mientras que a este bribón mudado a sacerdote el vulgo lo idolatra y lo festeja -¡es de Lope!-, y por culpa del lopesco Avellaneda cabalga fatigado Don Quijote tras el Carro de las Cortes de la Muerte. El mundo es un teatro, Sancho bueno, y también es un teatro la escritura, después de tantos años de trabajos sólo dispongo del viento en los molinos, de los odres vacíos y las almas gastadas por la pluma. Aquí tienes tu ínsula de sombras. ¿Dónde está la verdad y quién la finge? Habrás de saber, amigo Sancho, que trocaría harto contento mi Persiles y aun la gloria perpetua de Lepanto por una sola de sus rimas. ¡Pasa, Lope! Calle abajo del León a Francos, Fénix de los Ingenios, Monstruo de la Naturaleza.


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