sábado, 22 de diciembre de 2018

Entre un Quijote y otro


                                               (Iglesia de San Lorenzo, Sevilla)

Camino bajo el peso de los siglos,
por capillas y naves de humo y fuego,
algunos hombres buenos me acompañan,
su fe es más poderosa que la mía,
que a tientas me conduzco por la bruma.

Mi mirada se pierde en el vacío
y me tiemblan las piernas y las manos,
no soy digno de estar bajo estas andas
que dócilmente portan a la madre
que eternamente es hija de su hijo.

Me consuela admirar tanta belleza
en el templo sin tiempo de este tránsito,
por un bosque de altares y columnas
avanzamos de noche sin más guía
que la del corazón hecho pedazos.

A mi derecha un paño de cerámica
ha desplegado un friso inextricable
de esmaltado amarillo, azul y verde,
un bestiario de emblemas y de acantos
con la fecha de 1609.

Los viejos alfareros de Triana
impusieron sus manos a estos muros
antes de que Cervantes escribiera
la última aventura de su Hidalgo,
quiero decir: entre un Quijote y otro

Y ahora somos nosotros escuderos
que avanzan por la Iglesia entre las sombras
y andantes caballeros de la gracia
que descansa en los hombros de estos hombres
de cuyo nombre no puedo acordarme
                                                                   sin llorar.

Iglesia de San Lorenzo, cerámica de Triana, 1609

Febrero de 2016, traslado de la Virgen de la Soledad 
                                                                                         

2 comentarios:

planseldon dijo...

¡Vaya, hemos coincidido ambos en escribir textos sobre el Quijote por estas fechas!
Feliz Navidad, amigo José María.

José María JURADO dijo...

Feliz Navidad, querido Carlos

 
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