viernes, 10 de abril de 2020

Diario del Año de la Peste XXVII ("Jueves Santo")

El día no reluce más que el sol, un velo morado cubre la ciudad y yo recojo hoy en el diario de la memoria un recorte del mundo de ayer:

Al otro lado del muro rojo de sangre del Salvador está otra vez hocicando la Peste. No puede franquear la morada donde posa su planta, sereno, invulnerable, el Señor de Pasión. Lo dibujó en la madera la gubia divina de Martínez Montañés, herido por el rayo de la epidemia barroca, y sus ojos miraron el dolor de sus hijos en el año de la desgracia de 1649 que ahora ha retornado como las furias. El Cristo late adentro, como late el Amor, y los ojos del alma otra vez pueden verlo en el sueño de la memoria y la pintura, mientras asume la corona de espinas y de virus. No pasará por las calles insomnes, pero andará por las calles del alma saciando con su calma las angustias de este tiempo de dolor. La belleza es verdad y la verdad es camino y el camino es la Vida. La Vida que se insufla en los pulmones heridos, la Vida que por el hondo torrente de la sangre va sanando al alma. Una legión de nazarenos mercedarios lo acompañan, no llevan antifaces sino verdes mascarillas de esperanza, son cireneos ahora en el gólgota de las UCIS.
¡Oh, ven a mí , Señor de las serenidades!

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