miércoles, 21 de abril de 2021

Interviews


Tiene razón Eduardo Mendoza cuando afirma que la mayoría de las entrevistas de THE PARIS REVIEW, aparecidas en los dos tomos de Acantilado, son aburridas.

Yo no diría tanto, como poco tiene uno la impresión (son entrevistas de 25 a 30 pp) de asistir a una sesión de más de una hora con una pléyade de escritores que admiramos.
Es verdad que la mejor enseñanza que se puede extraer, después de tantas horas con tantas vanidades, es cómo no abordar una entrevista; género -esto lo he oído por ahí- que al final tiene más de falso y de ocultador que de transparente.
Casi todos los escritores adoptan frente al periodista o su grabadora el perfil de la pose, ya sea canalla, ya sea mundana, ya sea salvaje.
Sin duda el más decepcionante es Faulkner, que contesta a lo Hemingway, (Hemingway por su parte contesta como si fuera Corín Tellado), y el más enternecedor nuestro Camilo José Cela, que, hace gala del tradicional complejo español y presta, como reciente Nobel que era, especial interés a figurar en el Gran Mundo.
Así nos dice que Truman Capote leyó "Mrs. Cadwell habla con su hijo", o que su amigo Albert Camus se reía con él de sus recíprocas referencias, o nos habla del cariño mutuo que se profesaron él y Jean Paul Sartre, por no referir su entrañable relación con Picasso que todo el mundo sabe que fue desigual y forzada. (Picasso le dio largas y Cela insistió, todavía el no no era no).

En fin que resulta todo afectado y poco creíble porque, tristemente, a Cela no lo conocían ni en la Alcarria.
Digo todo esto sintiendo un gran afecto por Cela, a quien valoro en lo suyo mejor como escritor y provocador.
No le va a la zaga haciéndose el interesante Javier Marías, aquí más Emperador que Rey de Redonda.
Pero qué le vamos a hacer, así somos los españoles: ¡yo también me hago el interesante cuando me entrevistan Radio Betis y Canal Extremadura!








No hay comentarios:

 
/* Use this with templates/template-twocol.html */