martes, 29 de junio de 2021

Informe COVID-DELTA-22

Durante el mes y medio del primero de los confinamientos llevé un diario que abarcó 59 días, la fase más dura del aislamiento y la prueba más dura de todas cuantas había enfrentado mi generación. 

Duró poco entonces el optimismo porque, en seguida, una segunda, tercera y hasta una cuarta ola se cernieron sobre nuestras esperanzas. No estábamos peor, podíamos salir a la calle -con restricciones horarias y castrenses toques de queda-, pero tampoco estábamos mejor.

La llegada de las primeras vacunas y, sobre todo, la verificación de su efectividad, empezaron a cambiar los ánimos de todos avanzada la primavera del 2021. El verano, pero no lo sabíamos entonces, fue el último de los que nunca más volveremos a llamar normales. 

Acaso el jubilo de las primeras semanas sin mascarillas nos impidió estar alerta a otras señales, acaso la debilidad moral de nuestros corazones evitó que prestáramos atención o resistencia a ciertos movimientos globales que contenían, y nunca mejor dicho, el germen de nuestra destrucción.

El caso es que en julio de 2021 estábamos lejos aún de suponer las enormes tragedias que habríamos de arrostrar aún.

Mirando hacia atrás, y aunque todo empezara en 2020, 2019 para ser exactos, ¿qué no daríamos ahora por volver ahora a aquellos confinamientos que, frente a nuestras desgracias presentes, resultan cándidos y adorables?

Nadie duda de que muriera gente entonces, pero las cifras resultan ridículas en comparación con todo lo sucedido después...

Por increíble que parezca es posible que se desvanezca todo testimonio de lo sucedido, es por esto que tomo nuevamente la pluma (así decían nuestros clásicos, ¿pero dónde están ahora sus libros?) para hacer el relato de los hechos acaecidos después de la pandemia.

Seré sintético, escasea la energía y no disponemos de suficiente fluido eléctrico en el refugio anti bombardeo donde apenas convivimos los diez miembros de la resistencia, aunque pronto seremos nueve (Charlie agoniza en el cuarto de las emisoras).

Empiezo:

1. En el otoño de 2021 fue interceptada una nueva variación del virus conocido como COVID19. La mutación -inicialmente llamada DELTA- no era  exactamente una cepa más, como las que se habían venido identificando con denominación de origen (india, brasileña, sudafricana). Las autoridades sanitarias, muy alarmadas, señalaron que se trataba de una recombinación nueva e inaudita, de una potencia de contagio y letalidad superior al ébola.

2. Durante dos días de octubre contemplamos atónitos las imágenes de Rusia, donde los cadáveres se apilaban entre la nieve. Los síntomas del COVID21, como así fue bautizada la nueva enfermedad, sumaban, a los del COVID 19, los de la Peste Negra, la Viruela y la Escarlatina. Actuaba en apenas 24h y afectaba tanto a ancianos como a niños. Las maternidades de toda Europa fueron arrasadas en apenas una semana. 

3. Las imágenes zombies de Moscú pronto se replicaron en todas las grandes capitales del mundo. Los científicos apenas pudieron alertar de una evidencia que a todas luces se consideró catastrófica: era imposible desarrollar un antídoto contra el COVID21, pues la especialización genética de su mutación la había hecho activa precisamente en los cuerpos de los vacunados contra la COVID19, que era toda la humanidad, salvo las regiones vírgenes de África y Brasil y algunos atolones del Pacífico. 

4. Cuando, a la tercera semana, se desencadenó la Segunda Guerra Civil de China, el caos era planetario. Los Estados Unidos, prácticamente sin ejército, apenas podían contener la frontera de Méjico donde los moribundos trepaban por los cadáveres.

5. Al cabo de un mes se hizo el silencio, el silencio de los alaridos, pero también el silencio electrónico. La pandemia se batía en retirada, pero la tierra estaba desolada. Quien no había muerto por la infección, algunos adolescentes sin vacunar, morían de hambre o en luchas por abalanzarse por un trozo de comida.

6. La posibilidad de recomponer una humanidad fundada en la razón estaba descartada: inmunes al virus por la ausencia de vacunas solo los negacionistas exaltados habían resistido el embate de la naturaleza. ELLOS NO SE VACUNARON. Conspiranoicos y sectarios eran los amos del mundo. Frente a ellos quedábamos, de una parte los grupos marginales (mendigos sobre todo) y quienes por olvido no completamos la pauta de inmunización sin por ello ser contrarios al remedio. Entre ellos, un importante grupo de jóvenes, la mayoría españoles, y que hubieron permanecidos confinados en el macrobrote de Baleares, del que nunca se dijo toda la verdad. Ellos, y también una importante legión de inmunizados con la vacuna española que se activó en diciembre de 2021 y que al parecer no funcionaba como debía de funcionar y que fue desechada por la comunidad internacional en base a la leyenda negra. No obstante. la mayoría de los que recibieron la VACUNA ESPAÑOLA eran sobre todo taurinos o afines al partido eXaltado, que se sumaron a los insurgentes. En nuestro grupo hay, sin embargo, dos maestros del toreo que infunden al grupo el valor requerido en esta hora triste.

7. Las fuerzas negacionistas patrullan ahora los restos de la civilización, quemando bibliotecas y arrasando todas las huellas de tecnología, considerada perniciosa. Armas de fuego, combustibles fósiles y carros de combate es todo lo que se permite. No gobierna ninguna ley que no sea la del más fuerte.

Acabamos de sufrir un corte de luz y hemos sentido una fuerte explosión que ha hundido una de las galerías, no sé si podre seguir mucho más. Sí querría dejar constancia para la posteridad del nombre del inicuo general que día y noche persigue nuestra destrucción para que los lectores de aquel "Diario de la peste de 2020", que dejo anexado a este memorial, extraigan sus propias consecuencias. Nadie hubiera imaginado que Fernando Simón liderara como caudillo [se corta]

IMAGEN: El Bosco.




 
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