A mi entender -que diría Pla, a quien ahora leo- no puede haber literatura sin humor.
El humor que mueve el sol y las otras estrellas.
Si bien se piensa, y aunque no necesariamente lo irónico coincide con lo humorístico, la literatura no es sino un ejercicio de ironía en el que se trueca la realidad por otra realidad fantasmagórica e intangible, que resulta a la postre ser más verdadera.
Aunque en rigor lo que no puede haber sin humor es la vida.
He sido y soy devoto siempre de lo solemne, de lo sagrado, y durante muchos años -cuando no había avatares en las realidades digitales-una cierta tendencia a la introspección -que podríamos llamar timidez- ofrecía de mí una imagen seria y acaso triste.
Quienes me conocen bien saben, sin embargo, que, incluso peligrosamente, no he podido evitar en las mejores y más solemnes ocasiones el comentario mordaz, la ironía a pie de página.
Lo mismo que el humor negro no es sino un antídoto contra la muerte, esta permanente presencia del humorismo -en comentarios, en artículos-creo yo que obedece a un mecanismo de defensa frente a los poderosos, quiero decir los simpáticos.
Más histrión que narciso, las redes sociales, para vergüenza propia y ajena, han removido -parcialmente solo claro- esa máscara de seriedad que no era misantropía sino incompetencia social.
Muchas veces -ahora por ejemplo- me he cuestionado la imagen que proyecto -como hacemos todos, para eso se inventaron los espejos e instagram- y casi siempre llego a la misma conclusión: lejos de conspirar contra lo que uno escribe, dice o es, el humor, incluso el histrionismo, refuerza con su negativo el discurso profundo, me gustaría escribir "jondo".
No hay tragedia sin comedia.
1 comentario:
Qué bonito. Gracias por comentar. Tengo pendiente hacerte las fotos del poema de LAC sobre Safo.
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