En poesía no se debería elogiar lo sencillo a costa de lo complejo. Lo sencillo es en sí mismo complejo. Y lo complejo, he aquí el quid, no es sencillo, hay que desmenuzarlo hasta que lo sea.
Una acuarela no es inferior a muchos óleos, pero la mejor acuarela no será superior a Rembrandt o Velázquez.
Otra cosa es que a ti te guste más.
Por la misma razón que un haiku o una rima breve de Bécquer no es superior a un soneto de Lope, Quevedo o Góngora.
Lo complejo es también lo humano.
En la preferencia por lo sencillo a menudo se oculta una incapacidad.
IMAGEN 2, Fragmento del Aguador de Velázquez.
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