En Sevilla, esa amplificación de España o viceversa, es inconcebible el reconocimiento al trabajo bien hecho.
Tan es así que ningún artista se atrevería a decirlo porque el ecosistema hispano-hispalense se las ingenia por no sé qué vericuetos de casta, ninguneo y donjuanismo, para preterir, en todo, a los mejores.
Hoy, Velázquez no sería convocado para hacer el cartel de la Semana Santa, ni a Cernuda lo llamarían para celebrar el centenario del 27.
El caso es que el modelo funciona: lejos de lo mejor y lo excelente, los productos son buenos, y cuando los Bécquer, los Machado o los Murillos palman, siempre hay un cantor de Híspalis para alimentarse de su carroña.
A quienes, al leer esto, se digan, ¿pero quién se ha creído este tipo? va precisamente dirigido este texto, en Híspalis y en Extremadura, en Cáceres y en Madrid, en Facebook y en Instagram, ninguneadores oficiales de lo bueno.
Como tengo muchas manzanillas encima lo puedo escribir en la caseta de mi casa con la seguridad que da saber quién es uno y quién son los demás.
Y que cada palo aguante su vela y mañana nos habremos olvidado.
Si piensas que esto va por ti, en efecto, no lo dudes: pero empezaste tú, quiero decir, ninguneaste tú, a quien solo avalan tus nombradías oficiales y tus camaradas de la misma cofradía de generoso emblema: "anda que me voy a quitar yo para te pongas tú".
2 comentarios:
El español terrible que acecha lo cimero con la piedra en la mano, no vayan a quitarle las migajas institucionales y las líneas en la prensa local. Bien por esa manzanilla. Como decía una canción de un grupo de mi pueblo, del orgullo todo lo que puede salir es bueno. (Claro que del orgullo, no de la vanagloria). A seguir escribiendo buenos poemas, que es lo único que está en tu mano. Abrazo.
Un millón de gracias, Sergio.
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