(Liszt)
Junto al embarcadero, mecidas por las aguas,
parecen ataúdes, como si aún los cuerpos,
en pugna con la muerte, golpearan la tapa
y el chapoteo fuera sombra de un estertor.
Dispuestas en hilera bajo el encaje gótico
de los viejos palacios, flor de salitre y llaga
del ladrillo que rompe en racimos de algas,
convocan una escuadra de Carontes siniestros.
¿Qué te trajo hasta aquí donde todo navega,
qué pulsiones de niebla y fantasmas ahogados,
qué ajedrez de vacío y tableros de sueño,
si la memoria frágil ya no escancia la copa
de Haendel y eres solo un herbario de sombras,
un lector de almanaques, una góndola lúgubre?
JMJ 30 de marzo 2025
Liszt, "La lúgubre góndola":
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