sábado, 28 de junio de 2025

He recobrado el tiempo

He recobrado el tiempo.

Veinticinco años separan la lectura de los tres primeros volúmenes de la de los cuatro siguientes.

Y como toda la obra acontece "en el tiempo", así, en estos dos tiempos de dos yoes, que son el mismo y no, hemos surcado esta catedral, desde el atrio «Longtemps, je me suis couché de bonne heure » hasta su cierre circular.

He vuelto a sentir este año de lectura la intensidad de un lector adolescente. La lectura del ciclo proustiano, toda una épica del alma, no es fácil, es un descenso a los abismos de la condición humana, pero también un ascenso a su más alta realización.

Uno recorre el París de la Belle Époque de la mano de Proust como los círculos del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso de Dante.

Se entra y se sale de esta obra cambiado, hemos tenido que cuestionarnos tantas cosas que hemos aprendido, sobre todo, de nosotros mismos y acaso estemos más cerca de la mirada piadosa y fraternal a sus criaturas de un Miguel de Cervantes -ese gran proustiano- , tras este periplo de casi cuatro mil páginas donde hemos sido tantas personas.

Como las tragedias de Shakespeare hablan del hombre común, este mundo de la crema del París del XIX al XX habla de ti y de mí.

Somos tiempo, solo tiempo en la memoria del mundo, en la memoria del tiempo.

Y al tiempo que Proust escribía en su torre de marfil, que sin embargo estaba en el centro de las pasiones de su siglo, Eliot recordaba la eternidad agustiniana del tiempo y Einstein escribía las ecuaciones que explican su ductilidad.

Mañana mismo, alfa y omega, omega y alfa, doy inicio a la lectura en la traducción de Mauro Armiño, actualizada en la editorial El Paseo. Mauro fue un gran amigo de mi tío Miguel García-Posada, casi el único en su funeral. Fue mi tío, que por cierto también leyó la obra en dos tiempos hasta solo leer a Proust, quien me regaló en 1999 los tomos de Alianza que he querido completar en homenaje a él, aunque entonces ya trabajara Mauro en la primera versión para Valdemar.

De las lecturas proustianas de Miguel García-Posada salió el ciclo memorial y memorable de "La quencia", las intermitencias del corazón de mi familia materna

La lectura es un ejercicio espiritual más difícil que la escritura, con Borges uno está más orgulloso de lo que ha leído de lo que haya escrito o escriba nunca.

Honor eterno a Marcel Proust.






No hay comentarios:

 
/* Use this with templates/template-twocol.html */