Yo he sido un lector de bibliotecas: de la biblioteca
de mis padres, de las bibliotecas públicas y de las
bibliotecas ajenas. No soy bibliófilo, pero algún día
comprendí que los libros tienen alma. Si su lectura
ha sido grata, su presencia física convocará siempre
emociones y personajes, aunque ni siquiera se abran,
por emanación. Empecé a comprar libros
compulsivamente cuando empecé a ganarme la vida
solo y quise tener cerca los libros leídos, para
acariciarlos y mirarlos, para soñar con el día en que
habré de releerlos, porque un buen libro, un buen
poema, no se acaban nunca. Una biblioteca es un
organismo vivo que va componiendo el mosaico que
es la máscara de su propietario temporal. A cierta
altura de la vida, ellos, y el amor de mis seres queridos,
son todo lo que necesito para vivir. Como algunos
amigos me suelen pedir recomendaciones de lecturas
voy a hacer una pequeña descripción de mi biblioteca,
que no será ni el catálogo interminable de las naves
de Homero ni el de las Ballenas de Moby Dick: una
biblioteca es siempre una selección porque el espacio
es un recurso limitado (ars longa, vita brevis) y
porque no creo sino en las bibliotecas portátiles,
aquellas con la que podamos huir cuando los bárbaros
vengan a por nosotros. Con Voltaire y con Séneca
diré que tan malo es leer un solo libro como haber
leído demasiados, las lecturas han de ser escogidas,
desordenadas y fundamentales. Dentro de unos años
las estanterías serán las mismas, con los huesos vencidos
por el tiempo, pero algunos libros serán igual de jóvenes
y otros habrán volado como aves migratorias: entran
y salen de la vida como las gentes, como los paisajes,
como la tristeza o la felicidad. Haré el listado muy por
encima, de izquierda a derecha y de arriba abajo, tal
y como los tengo delante de mí, su disposición no es
síntoma de ninguna predilección, todas las piedras de
una columna son ornamento y cimiento, si acaso reflejan
un estado de ánimo, la moda de una época. Pero lo haré
mañana, porque ahora me apetece releer.
sábado, 30 de agosto de 2008
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5 comentarios:
Visito la Biblioteca Pública con asiduidad, pero sobre todo lo hago para que mi pequeña adquiera el hábito, ya que yo soy posesivo con los libros, me gusta tenerlos y sentirlos míos y todos mis familiares, amigos y amigas saben que no hay mejor regalo para Ricardo que un libro.
Un abrazo
Gracias por pasar por aquí.
Yo soy bastante contenido con eso de la posesión de libros. Será porque mi padre es tan excesivo (en su casa hay tantos libros y cintas de vhs que es insoportable) que he acabado cogiéndole horror a la acumulación.
Sin embargo tengo una pequeña perversión: hace ya muchos años que leo bastante en la pda. Tengo unos 30.000 libros en formato electrónico en mi portátil de varias bibliotecas que circulan por la mula (faltan mmuchos que me gustarían y hay muchos que no me interesan, pero calculo que habrá también varios miles imprescindibles, es decir, que ya sólo en mi portátil tengo más lectura de la que podré llegar a leer nunca. La cosa es que cada vez que meto un libro en la pda, después de leerlo lo dejo ahí, en la tarjetita sd. Debo llevar ahora conmigo unos 100 libros, los últimos que he ido leyendo en estos años, y me produce una íntima satisfacción saber que llevo en la cartera, acompañándome, las dies primeras novelas de Tarzán, por ejemplo.
Yo he descargado muchos libros, pero no tengo PDA, si no, haría lo mismo que tú, estoy convencido de todas las bondades y más del libro electrónico
Cuña publicitaria-proselitista de un converso a los libros electrónicos:
El libro electrónico es una solución cuando, como es ahora mi caso, estás en un país extranjero. Ahora, por ejemplo, estoy leyendo Cañas y Barro, y pienso seguir con unas cuantas más de Blasco Ibáñez, que me está gustando. Si no fuera por el libro electrónico, me resultaría muy complicado poder leer lo que me apeteciese.
Pero además es que leer en una pda resulta mucho más cómodo de lo que la gente se piensa (sobre todo si estás en interior, en exteriores con la luz del sol no se ve bien), no fatiga nada la vista (mucho menos que algunas ediciones de libros de letras minúsculas) y resulta muy cómodo de sujetar (más que muchos librotes gordos). Además es gratis (salvo la inversión inicial de la maquinita, que puedes encontrarlas ya muy buenas por 200€; me refiero a pdas, no a libros de tínta electrónica, que estos sí permiten leer con comodidad en el exterior, aunque son bastante más caros y algo más grandes (supongo que lo hacen para imitar el tamaño real de un libro de bolsillo, aunque en mi opinión es un error, una de las ventajas de la PDA es su reducido tamaño, que te permite sujetarla con una mano cómodamente mientras lees.
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