martes, 20 de enero de 2009

Lincoln vs Obama

El 22 de Septiembre de 1862 Abraham Lincoln firmó la Ley de la Abolición de la Esclavitud, pero todavía quedaba mucho por hacer.

Más allá de las circunstancias geopolíticas, de las ideologías, de las ilusiones, el hecho de que Obama tome hoy posesión del Imperio en el Capitolio, a la manera de los Césares, es sin duda un hito deslumbrante de esta trama. Y una portentosa muestra de la capacidad de reinventarse del pueblo norteamericano (excluidos México y Canadá).

Quiero recordar lo que en mi "Obra en Marcha" EL LECTOR DE ALMANAQUES escribí acerca de esta fecha, compruebo -permítanme la petulancia- su asombrosa actualidad y, al mismo tiempo, su reciente antigüedad.


Lincoln decreta la abolición de la esclavitud.
Hablé contigo en el Oráculo de Washington, bajo el friso zodiacal de los Estados y sus potentes columnas, donde tu memoria se conserva para siempre. Me ofreciste tu chistera y el hacha del leñador para romper las cadenas de los negros -I have a dream-, de los negros que encienden hogueras en las esquinas del capitalismo, de los negros que juegan al basket en las canchas con perfume de crack o soplan trompetas de latón en los antros de Harlem. ¡Oh Capitán, mi Capitán! No fueron suficientes tus barbas patriarcales, viejo Abe, para liberar el músculo africano y por eso el teatro y la bala –sic semper tiranus-. Las tierras del algodón, las plantaciones de Georgia y de Alabama –Norma y Paraíso de los negros- son holladas por máquinas bursátiles, enormes cosechadoras industriales que vienen de Detroit como tanques de guerra. Gracias, Capitán, el intento fue noble, me voy, regreso a Dixie, con mi casaca gris y mi petaca, cabalgo con John Wayne hacia el Oeste al destierro con doce de los suyos, sangre, sudor y hierro. Far away, lejos, muy lejos del Viejo Sur, de esta civilización rural de caballeros españoles y mansiones que el viento se ha llevado.

Queda mucho por hacer, son muchas las formas de esclavitud a las que en todo el globo está sometido el hombre y que me temo escapan a la acción de un César.

Pero, sin embargo, es él quien más puede hacer, es él quien más debe hacer.

Y esta poderosa confianza en el individuo no deja de ser fascinante, porque si nos la aplicáramos cada uno en nuestro desempeño diario, hace tiempo que no habría ninguna esclavitud, ninguna injusticia social, como decíamos ayer.

En su forma original la entrada se puede leer aquí.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo sabían los antiguos que los poetas tenemos algo de adivinos. A mí me pasó también con un poema de los de Mr. Spock, el de NICKEL ODEON, que mucha gente se cree que está referido a lo de las Torres gemelas, cuando lo cierto es que lo escribí unos cuantos años antes del famoso atentado. Lo mismo me comentaba un amigo de otro poema que escribío el año pasado en el que hablaba de Gaza y que se diría que lo ha escrito a propósito de la reciente invasión. A ver si lo publico en el blog.

Anónimo dijo...

Exacto, todavía queda mucho por hacer...

Anónimo dijo...

Magnífica reivindicación del individuo. De su libertad como forma de asegurar el verdadero progreso.

Sólo si el hombre el libre y si consideramos la libertad de cada uno como límite de las restantes liberados, podremos hablar de igualdad. Sólo las sociedades que han asegurado (más o menos) estas ideas se han convertido en más justas, más solidarias, y han avanzado política, social y económicamente.

 
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