jueves, 11 de marzo de 2010

Cuaresma (día 23)

Has perdido la cuenta de los días. Ya no sientes el sueño. Ya no sientes el hambre ni la sed. ¿Quién de los tuyos podría conocerte? A la columna subes cada noche travestido de místico estili[S]ta a exhibirte en los abismos de la red. Y vives rodeado de espejismos, asediado por voces de ultratumba y el coro adulador que engulle las imágenes muertas de tu boca. Pero estás solo. Esa es la verdad de tu impostura. Puedes desnudarla como quieras. ¿Por qué te atreves a mirar al sol? Algo va a suceder. Estás seguro. Destroza con un hacha tus retablos verbales.

Levanta una columna de Silencio.

4 comentarios:

José María JURADO dijo...

Entre estilita y estilista sólo hay una Serpiente de distancia.

Anónimo dijo...

Si algún día te dan el Nobel, José María, te lo consiento. Pero no ahora José María. No seas tan duro contigo, coño. Un abrazo.

L.C. dijo...

La belleza y la sugestión son un modo de acercar a Dios. A pesar de las dudas y las imperfecciones de quien las plantea (recordemos, al gran Unamuno y su San Manuel, Bueno, mártir). Que no es sino un modo de reconocerse humano. Los perfectos, los puros, los que no tienen dudas ni pecados, no necesitan de Dios, no precisan de Él, aunque lo citen con tanta frecuencia.

...Y al frente del "barco", en la noche del Domingo de Ramos, avanza el Silencio Blanco, en el desprecio de Herodes. Por callar. Cortejo de rigor y seriedad profunda. El anuncio de una marcha perfecta después de un palio inmortal.

Máster en nubes dijo...

Vaya serie, JM, me gusta mucho, pero la entrada de hoy, uf, caramba. Por el silencio brindo, aunque sea a distancia y sea viernes.

 
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