Cada vez que acudo a Barcelona, que me parece la ciudad más hermosa de España -el domingo pasado, por ejemplo, para ir a los toros,- me aterro de las consecuencias de la indiscriminada acción política nacionalista.
Y lo digo no sólo pensando en la iniciativa para prohibir las corridas de toros, que esconde un deliberada intención identitaria, pero que hay que pelear en el ámbito de la lucha por la libertad de expresión.
Y lo siento mucho, porque por muchos motivos creo que es un lugar admirable:
Como la uña
de la carne de España
mi Cataluña.
domingo, 25 de julio de 2010
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2 comentarios:
En fin, ya veremos qué pasa mañana...
La condena es previa a la sentencia.
Un abrazo, Julio.
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