(Mozart)
Los cazadores han detonado el cielo, un trueno de pólvora estremece las agujas de bronce y resuena en los patios pulcros y vacíos donde ladran los perros. La corza herida huye hacia el arroyo, deja un rastro de sangre sobre la lenta nieve, un venero rojo y caliente que gotea por las gargantas rocosas y se mezcla con las aguas del Salzach. Hay pájaros dormidos en las ramas desnudas y un murmullo silvestre de hojas en la orilla. La corza herida brama, la corriente del río ahoga su último estertor, pero no deja de sonar la tristeza continua.
(Los rifles son violines de repetición).
1 comentario:
Un delicioso bocado cinegético con banda sonora; o al revés.
(Por la hora de publicación, creo que ese ha sido uno de los momentos en que la musas han ido a violarte, en vez de al contrario).
Un abrazo.
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