Como Juan Ramón Jiménez o como Ortega y Gasset o Pedro Salinas, Manuel de Falla forma parte de esa tercera España, la España blanca de titanio y trigo, que no había dudado en denunciar los excesos revolucionarios de la República:
¿Por qué confundir una posición anticlerical con una ofensiva anticristiana? ¿Por qué ese empeño "oficial" de hacer antipática la República a todo verdadero cristiano por antimonárquico que sea? [Carta de Manuel de Falla a Fernando de los Ríos, 23 de enero de 1932]
Y que durante la trágica contienda o al término la misma optaron por el exilio.
Falla abandonó Granada el 28 de septiembre de 1939, rumbo a Barcelona y Argentina. El asesinato de su amigo Federico García Lorca le hacía insoportable su estancia allí.
A su muerte, en la Sierra de Córdoba, Argentina, fue repatriado y -recibido por Pemán en el puerto de Cádiz- enterrado solemnemente en la cripta de la Catedral. Porque, huelga decirlo, Falla era profundamente católico, hasta el punto de que se llegó abrir una causa de beatificación, como en el caso de Antonio Gaudí, otro heterodoxo desde el punto de vista de la cultura oficial del s.XX, siempre auspiciada o canonizada por el "aparitik".
"Y ahora se halla aquí, en esta profundidad de Cádiz, rodeado de peces agitados que le inquietarán el sueño." [Rafael Alberti, La Arboleda Perdida].
En "Españoles de Tres Mundos" Juan Ramón Jiménez dijo de Falla que "se fue a Granada buscando silencio y tiempo y Granada le sobredió armonía y eternidad".
Con esto soneto, nuevamente asonantado, quiero rendir homenaje a uno de los grandes músicos de todos los tiempos.
HOMENAJE A MANUEL DE FALLA
Alta Gracia de Córdoba, Argentina,
la silueta de fósforo -Zuloaga-,
de tan timbrada, la figura breve,
y los coros australes de la Atlántida.
Una Alhambra de hielo, los recuerdos,
¿dónde están los silencios de Granada,
la claridad pagana de los cármenes,
la católica túnica nevada?
Cubierto con un poncho de vicuña
oye arder, fuego fatuo, en las estrellas
la música oceánica, la música
de Cádiz y la madre, las campanas
que dan la eternidad y la armonía,
pero es de noche en el jardín de España.
sábado, 29 de enero de 2011
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4 comentarios:
Precioso homenaje, José María.
Un abrazo.
Es un soneto realmente precioso. Y creo que Falla se identificaría con la majestuosa serenidad que desprende. Esta entrada además me ha servido para mi libro. Hasta pronto, amigo.
Es una España que debe seguir siendo reivindicada en los tiempos que corren. Bonito homenaje.
Saludos.
Gracias a todos, sois muy generosos.
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