La felicidad taurina me ha hecho, por un día y medio, politeísta.
Un creador verdadero da vida a sus criaturas, por eso se indultan los toros.
Y, con tal motivo, me pongo estupendo: si ayer, con el Juli, nos emocionaba la muerte heroica del toro bravo, hoy nos emociona más su resurrección.
Por fin, después de tantos años al sol: la Tierra -la Puerta- Prometida.
Pero seguimos esperando, sin miedo, al salvador.
domingo, 1 de mayo de 2011
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