domingo, 25 de septiembre de 2011

La Orquesta de Extremadura

He leído que en Extremadura van a prescindir de una orquesta. Es un error. Suprimir una orquesta es como cortar un árbol. En las ramas de los violines y violoncelos brota la música, que es eterna. La música clásica es una necesidad espiritual de primer orden, como lo son las bibliotecas, de la misma naturaleza que la sanidad pues es sabido que no sólo de pan vive el hombre.

¿La crisis? En la hora más dura de Europa, bajo la áspera nieve de la posguerra, no levantamos la cerviz por los interesados dólares de los Estados Unidos sino porque éramos, porque somos, el continente de Goethe y de Mozart. Cuando el Titanic, lustrado con el aceite del capitalismo más salvaje que han conocido los siglos, se hundía en el ártico como los índices bursátiles, la orquesta, en su sitio, no dejó de tocar.

Quienes se dedican al estudio de un instrumento musical, tantos años alejados de sus familias en países brumosos donde el sol nunca sale, son un ejemplo de tenacidad, esfuerzo y sacrificio que carece de recompensa social puesta en comparación con otros ámbitos, como el deporte o la moda.

La cuestión de la Cultura y el Estado se presta siempre a la manipulación, los sistemas ideológicos liberales estiman que debe someterse al arbitrio del mercado y la filantropía, el materialismo dialéctico la considera un instrumento, cuando no un arma, para lograr ciertos fines superiores y oscuros.

Pero nunca es contemplada como un fin en sí misma. El origen de este error está en el relativismo ético, que es en lo que coinciden, cuando no hacen causa común, la derecha y la izquierda ideológica. Hoy se protegen los buitres, las dehesas y las categorías regionales de cualquier modalidad deportiva, pero nada garantiza la persistencia de los bosques y los ríos, la nobleza y el respeto de la vida sino se asume que existen verdades y valores absolutos que no cotizan en la bolsa de las vanidades.

Un pueblo que cuida de sus músicos no conocerá jamás la desesperación. Luis Cernuda lo dijo mejor que nadie en su poema “Mozart” de Desolación de la Quimera:

En cualquier urbe oscura, donde amortaja el humo
al sueño de un vivir urdido en la costumbre
y el trabajo no da libertad ni esperanza,
aún queda la sala del concierto, aún puede el hombre
dejar que su mente humillada se ennoblezca
con la armonía sin par, el arte inmaculado
de esta voz de la música que es Mozart.

Corríjanse las irregularidades detectadas, expúlsense a los mercaderes del templo, limpiemos bien la sala de conciertos y salvemos, pues, la orquesta.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

NO es verdad que la vayan a suprimir, has leido mal o simplemente eres un progre que golpeas todo lo que se mueve de la derecha.
simplemente van a racionalizarla.
no es de recibo que el director de orquesta gane 1500000 euros , de dinero publico, por supuesto.
mas que el presidente del gobierno o del congreso, oiga

José María JURADO dijo...

Lees con anteojos o anónimas gafas de sol:

" expúlsense a los mercaderes del templo", luego básicamente estamos de acuerdo en el segundo párrafo, pero no en el primero, que le copio para su atenta revisión:

"El origen de este error está en el relativismo ético, que es en lo que coinciden, cuando no hacen causa común, la derecha y la izquierda ideológica".

Así pues lo de progre, lo dices tú.

Fernando Moral dijo...

A mi entender, en ese -según dicen- escaso margen de genes que nos separa de los chimpancés, tiene su gloriosa residencia la música. Su eliminación provoca un resultado esperable..., y por otra parte señala la especie del eliminador ;)

Un abrazo.

José María JURADO dijo...

El alma, Fernando, es la raíz invulnerable del hombre. Gracias, my friend.

José Miguel Ridao dijo...

Muy brillante tu texto, José María. En tiempos de crisis se habla de eliminar bienes superfluos, y se entiende por éstos los que no alimentan el cuerpo. Grave error: está muy bien empleado, por ejemplo, el dinero que se gasta en las fiestas de un pueblo, ¿o es que disfrutar no "alimenta"? Es más, en la crisis es cuando más se necesita subir la moral de la gente.

En cuanto a la música, es una pena lo mal gestionada que está y el dinero que se derrocha. Los chavales entusiastas que dejan el conservatorio no cuentan con apoyos para formar sus orquestas, y el dinero público se emplea en fichar a directores dan "renombre" por cifras astronómicas. No es la mejor manera de crear afición, sobe todo con algunos de los programas que se traen. Por otro lado, ¿quién acude a los conciertos? Una gran parte son personas con nula afición a la música, que van allí a lucir sus galas. "Comme il faut...".

Para terminar (soy un abusón) es cierto que la música es una de las cosas que nos distinguen del mono, pero no por ello quienes la ensalzan son seres superiores. Hablamos mal de los que desprecian este arte, pero conviene pensar también en los melómanos alemanes del régimen nazi.

Eso sí, con Bach no hay tutía...

Abrazos.

José María JURADO dijo...

Ánimo, orquesta.

Gracias, José Miguel, yo creo que lo de los nazis y la música, a poco que se indaga, es un poco tópico, seguro que el führer no aguntaba el primer acto en Bayreuth.

Un abrazo.

Lorenzo C. dijo...

José María: la brillantez de tu texto me ha conmovido y ha estado a punto de convencerme. Pero no...

A mi juicio, los Gobiernos (el de Extramdura y todos) están siendo tremendamente pacatos con los recortes. Hay una crisis de deuda del carajo. Nos han prestado (chinos e inversores extranjeros varios) cientos de miles de millones de euros que hay que devolver. Y hay quien trata de solucionarlo con medidas escasas y absurdas.

Pero el debate sobre el Estado y la cultura es más hondo. El Estado ha entrado en las últimas décadas hasta la cocina de nuestras vidas. Y eso no puede ser. Porque supone recortar libertades (tanto porque nos dice qué hacer y cómo hacerlo, como porque nos quita la pasta para que en vez de decidir nosotros qué hacemos con ella, lo decida él).

La crisis es una razón perfecta para que el Estado se repliegue a lo que tiene que hacer: sanidad, educación, justicia, seguridad (policía y ejército) e infraestructuras. En todo lo demás no pinta nada.

Como sabes, me encanta la música, al igual que otras manifestaciones culturales. Que frecuento de forma variable. Pero creo que cada cual tiene que pagarse sus vicios y aficiones.

No es un problema de economía. Es de libertad. Que para mí es un valor supremo.

José María JURADO dijo...

Gracias, Lorenzo.

Si la Educación corresponde al Estado, necesariamente esta ha de incorporar la Música, puesto que están en el canon, en el trivium y el quadrivum de Occidente.

La libertad sólo es plena cuando existe la posibilidad de elegir, y esto sólo se consigue con el conocimiento.

El estado debe garantizar ese conocimiento que denominas vicio.

La libertad, como valor supremo, incorpora a la inteligencia y ésta, a su vez a la música de las esferas.

Los errores graves cometidos en la educación en los últimos 30 años, han generado un conjunto no menor de analfabetos funcionales, de esclavos felices, que perciben la cultura como un lujo prescindible y sobre los que medidas de esta naturaleza tienen un eco amplio, pero... que no generará, nunca, la sociedad de liberales que anhelas.

Hemos (han) endeudado al país, ¿se ha de endeudar el alma?

 
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