domingo, 18 de noviembre de 2012

Como pintadas por Tiépolo

Sobre un fondo de antenas y tejados
una tarde de otoño tras la lluvia 
vimos pasar las aves migratorias
y un claro gris y unas fugaces nubes
como pintadas por Tiépolo.

No pensé en la República de Oro
e infinitos canales que gobierna la muerte,
donde el claro salitre los azules desvae
de la Scuola dei Carmeni.

Tampoco en el Palacio Irreal de Madrid:
la fiera apoteosis de la Corona enferma
que naufraga en las aguas abisales y altivas
de los dioses y héroes.

Solo pensé en el cielo,
en las nubes rosadas y al mismo tiempo grises,
en la bóveda azul tan frágil y tan plácida
viajando lentamente hacia la noche
que ya pintaba Rembrandt.

De este modo la vida imita al arte.


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