martes, 28 de mayo de 2013

Girando que es Girondo

Sócrates le debe un gallo a Asclepio y yo aún debía un soneto de chimpún y de ocasión, un sí es no es irreverente y ultraísta a la tarde nublosa del Jueves Santo, a la Gran Parada de Los Negritos, Santa Catalina y Montesión, una detrás de otra, como la procesionaria (¡?), en la Plaza de la Encarnación. 





El modelo, de lejos, ya quisiera uno, las calcomanías de Oliverio Girondo (léase, por ejemplo, el artículo de Fernando Iwasaki), pero también, por qué no, la realidad, pues la fiesta y la liturgia perfecta de la Semana Santa a ratos y en determinados sitios,  cada vez más ratos y cada vez más sitios, parece una glorificación del Kitsch como este ¿poema? en mayo.



CALCOMANÍA DEL JUEVES SANTO 

-Plaza de la Encarnación, Sevilla-

                                                 (Con Oliverio Girondo)


Bajo el arco fungoso de “Las Setas”,
pasan dos jacos de picar sin peto,
una nube -apuntalada por grietas-
y la “Crucifixión” de Tintoretto.

Como el paso no cabe en el cuarteto;
la muchedumbre –vulgo: bulla- aprieta,
-Los Negritos se alejan in the Ghetto-
entre las sogas Cristo es un atleta.

Enfila la calle Orfila la fila
de nazarenos blancos y violetas,
y –de pronto- una gota, luego un rayo,

que a los cielos airados desfibrila,
y galopan sin freno Los Caballos,
y mueren de bronquitis las saetas.


















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