Ha florecido el rosal de
Damasco
en el jardín colgante de mi
casa,
partió de Samarcanda hace mil
años
y permanece intacto su perfume.
Hechas de seda rosa y cachemira
¿son turbantes o cúpulas las
flores?
La lenta rotación de las corolas
se asemeja a la danza de un
derviche.
Desde el Oriente ignoto su
misterio
atravesó desiertos y cruzadas:
las profundas espinas de sus
tallos
han besado la sangre de los
reyes.
En la penumbra de las abadías
alabaron al Dios de los
ejércitos
y dijeron el nombre de María
sobre el libro de horas de los
siglos.
Ahora colman de aroma mi
balcón,
henchidas como frutos,
silenciosas.
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La rosa en mi balcón, abril de 2015 |
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Rosal de Damasco, abril de 2015 |
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