sábado, 26 de marzo de 2016

A solas con mi túnica


Madre de los jacintos,
                                   alza tu réquiem blanco,
inunda la ciudad con tu silencio,
expande los espacios con la música
que no se puede oír y es la más dulce.

Son los trinos del alma los que hacen
las verdades amargas transparentes;
a ti no he de engañarte que vas sola
y en lo profundo miras y me encuentras.

Tengo miedo, señora, en este trance
de horror y soledad con mi vacío al hombro.
La primavera canta en los balcones,
pero arriba los astros están mudos.

Madre de los jacintos,
                                   ahora que atardece
concédeme el descanso, a solas con mi túnica,
y déjame sentir el roce de las sombras,
que tus manos apartan en silencio.

Soledad de San Lorenzo.

                                Réquiem de G. Fauré


1 comentario:

elchicodelmetro dijo...

Que bonito y que pasión le pones. Un abrazo.

 
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