jueves, 15 de febrero de 2018

Minervas del 27 en el CICUS


Esta exposición es fastuosa.
Es lo primero que quiero decir.
Lo segundo es que se acaba en seguida, tenéis hasta el día 23 de febrero para verla.

Aquí, los detalles logísticos: 

Debo añadir que nadie, absolutamente nadie que ame, escriba o lea poesía en la ciudad o en cualquier lugar del idioma o de los idiomas debería perdérsela.
Aquí está la semilla honda de nuestra alma lírica, el germen bueno y fecundo de todo cuanto se intenta repetir ahora con la pobre Poesía, ya sea en edición, festival o el desbocado internet.
La elegancia y claridad expositiva son impresionantes, desde aquí nuestra felicitación a Eva Díaz Pérez porque ha comisariado una exposición de altísimo nivel.
Aunque Rocío participó en una de las mesas que en torno al 27 acompañaron la inauguración de la muestra, glosando la presencia e influencia de JRJ sobre la generación, -una hermosa y alta fotografía del poeta de Moguer junto a un árbol del Retiro nos saluda desde la entrada- yo no había tenido oportunidad, por desajustes de agenda, de acudir a verla.
¡Qué imperdonable error!
Salía ayer de la catedral, tras la danza de los seises e imbuido todavía de la dulzura de los cantos angélicos y los pasos de ruiseñor, cuando me aventuré, a través de la primera claridad del aire y la Giralda, de belleza transparente, siempre alegre, fina, rubia y juanramoniana, en ése dédalo gongorino que es el barrio de Santa Cruz para encontrar el justo correlato lírico de una ciudad de oro y de una edad de plata:
Cartas de Luis Cernuda, que vivió en el aire a la revuelta de esta calle, llegadas a mis ojos como notas de voz enviadas desde el whatsapp de los tiempos a Rafael Porlán; la casi primera carta que escribió Don Joaquín I( Romero Murube ) desde un alcázar de 467 llaves, el original manuscrito enviado para la revista Mediodía del precioso soneto que Gerardo Diego dedicara a la Giralda, cuya sombra llega hasta la exposición:
"Giralda en prisma puro de Sevilla,
nivelada del plomo y de la estrella,"
Cartas originales de Lorca anunciando la Revista Gallo, bocetos de Gaya, pruebas de imprenta de Mediodía, el retrato genial que Vázquez Díaz hizo de Adriano del Valle y los Collage de este.
Y en el espacio diáfano las siluetas de los grandes poetas del 27 que nos espían mientras nos asomamos a las grandes joyas que son las primeras ediciones de las revistas de aquella generación tipográfica: Litoral, Cruz y Raya, Gallo...
Aunque se nutre de diversas colecciones particulares es especialmente reseñable la aportación de ese galeón de los tesoros que es la Biblioteca de Abelardo Linares (Christina Linares) a quien tanto debemos por haber restituido al papel, el material en el que se graban los sueños, tantas primeras ediciones.
Uno se queda absorto leyendo cada página, cada minúsculo papelito tiene un sentido en esta imprenta.
Chibaletes, tipos móviles, galerías de letras, orlas, -la gran Concha Méndez en mono de tipógrafa presidiéndolo todo-, incluso una imprenta portátil y bellísima nos llevan a esa tiempo maravilloso en que la poesía desbordó la palabra para batirse con el plomo de los caracteres que, como siempre dijo Juan Ramón y repite Trapiello hacen decir cosas distintas en edición diferente.
Los seises del idioma.
Las Revistas de Poesía, que llevaban de la mano a los libros mayores de nuestra lírica, nos dicen mucho de ese tiempo y del nuestro, son nuestra mejor tradición. Por cierto que me ha parecido muy oportuna la continuidad que se da a esta historia tipográfica y lírica engarzando las revistas que se extinguieron con la guerra con las que luego se hicieron, en el exilio, como Litoral, y en el exilio interior, como Cántico, hasta llegar a nuestro tiempo, terminando con el último número que el propio CICUS Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla edita, ESTACIÓN POESÍA de la mano de Antonio Rivero Taravillo
Antes de que acabe la semana vuelvo, para leer los papeles que no tuve tiempo de admirar solo para mis ojos.


Imagen alusiva al evento
Minervas del 27. Cartel de la Exposición

2 comentarios:

ONDA dijo...

Magnifica reseña de la exposición desde el fervor a la literatura.
Tuve ocasión de aportar mi grano de arena coordinando el préstamo de la familia de Adriano del Valle de algunos de sus fantásticos collages y de ejemplares de la revista Grecia así como de algunas fotografías de mi querido abuelo que obran en mi poder por designios del destino.
Es magnífico el pastel collage de José Caballero conmemorando la conferencia Telefonía Celeste que fue algo histórico y sobre la que hay editado un libro con el mismo nombre merecería ser vuelta a pronunciar.
Un afectuoso saludo

El 14 de noviembre impartí un charla en el auditorio del Cicus le mando el enlace.

http://cicus.us.es/evento/conferencia-%c2%b7-ignacio-izquierdo-del-valle-2/

Estuvo muy emotiva y resulto muy amena

José María JURADO dijo...

Muchísimas gracias, es un honor para mí que aparezca por aquí tu comentario. Leí el artículo que escribiste en prensa sobre tu abuelo recientemente. Felicidades y gracias a ti y a la familia por engrandecer la exposición. Efectivamente aquellos collages que recordabas en el artículo son de lo mejor de la muestra.

 
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