martes, 20 de agosto de 2019

Pero qué malos somos

A menudo se afirma, ingenuamente, que la sociedad española es mejor que sus políticos, quienes no por casualidad dimanan de esa misma sociedad.
Yo no lo veo así.
La sociedad española, cuando se manifiesta en grupos heterogéneos, es decir, círculos sociales, amistosos, de trabajo etc. es tremendamente tolerante y transmite una realidad de convivencia aparentemente muy sana.
Pero esto no es más que la segunda vuelta que le hemos dado a la natural envidia e hipocresía ibérica para no demenciarnos.
Es mera diplomacia, hoy por ti, mañana por mí: lo que ahora viene siendo empatía.
Pero, honestamente, piensen en un grupo de españoles con ideología afín, la que sea, el impulso cainita es atroz.
Todos nos hemos visto en esas, barbarizando contra el rival, porque no está presente.
Como no está presente en las redes sociales que rezuman este odio tan español.
La sociedad española no es buena, no sé si hay, por otro lado, alguna que lo haya sido, sí me parece, sin embargo que las personas buenas en España lo son en grado excelso y que las malas, a menudo, al menos tienen su gracia.
Y por ahí nos vamos a salvar.

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