El ayuntamiento de Sevilla, pensando en la clase teletrabajadora, ha proyectado impedir el acceso a la Cartuja a quienes no tengan vehículos eléctricos.
La idea, que cualquiera puede consultar en Internet, es hacer incómoda la vida de los conductores para que "en su próxima compra" opten por un vehículo de 0 emisiones.
¿Pero quė compra es esa?
Un coche de esos cuesta lo que la mayoría de las criaturitas que vienen a Sevilla desde Écija o Marchena, madrugando, ganan en dos años.
Después de una hora de coche y gasolina por las nubes, el último tramo en bicicleta como en el Triatlón porque alguien pueda decir que la Cartuja, lugar fabril no se olvide, sea un lugar de 0 emisiones.
Y además lo hacen por nuestro bien, por nuestros triglicéridos y colesteroles.
Bueno para ello nos han estado entrenando dos años.
Esto de ayudar al planeta a costa del bolsillo de otros y especialmente de la gente con menos recursos me parece propio de depredadores.
Y, según parece, así es todo en la agenda 2030, quitártelo todo, empezando por el alma para adorarlos luego y festejarlos por darnos el Netflix y el fútbol gratis.
En fin, esto es la ecología, 0 emisiones aquí y ventitantos muertos aplastados en Melilla.
Eso sí que no es sostenible y algún día, ah Robespierres, caerá sobre vuestro cuello woke la guillotina de la realidad.
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