No nos interesa la realidad, sino la denotación de la
realidad. Somos un laboratorio de ideas. Un observatorio dialéctico. Los
ciudadanos demandan palabras inocuas para designar un contexto complejo. Nosotros les
ofrecemos esas palabras, preparamos el lenguaje del futuro. No existen los
sinónimos. Al cambiar los significantes, mudamos las costumbres. La moral está
construida sobre palabras que es imperativo desplazar para lograr un cambio radical. “Género”, “Interrupción
voluntaria” o “Muerte compasiva” son algunos de nuestros conceptos más celebrados.
No, no nos interesa la realidad, sino la detonación de la realidad.
domingo, 27 de enero de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario