Bajo la ojiva gótica de los paraguas la multitud va ebria,
sin rumbo ni destino, como en un cuadro de Pissarro o Caillebbotte. Et tous le jours dimanche. Este aguacero
de París deslíe las aceradas puntas del barroco y compone una tarde
melancólica, surcada por la estela -llamad a Baudelaire- de una mujer que pasa:
alta, esbelta, de luto severo y dolor majestuoso. Un demiurgo cruel y puntillista ensaya
sobre el cielo la acuarela del paraíso artificial y yo llevo clavado al
corazón el puñal del spleen: ¿no te volveré
a ver sino en la eternidad? Llueve, pero la Estrella gira alrededor del Sol.
Foto: http://www.hermandad-estrella.org |
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