American Requiem
Mi nombre es Paul Smith, soy un cuáquero, un hombre
del Oeste, mis antepasados huyeron de Alemania perseguidos por la insidia de los
herejes, las mujeres de mi linaje recitan la Biblia de memoria y preparan compota de arándanos
y albaricoques para trufar el pavo por noviembre, mi tatarabuelo Johannes
Schmidt fue quemado en una plaza pública de Münster acusado de falsa brujería,
pero yo he regresado y aguardo en Mullberry la mañana, en mi fusil hay una bala
para Hitler. Que sea propicia la marea, el cielo borrascoso donde se agita la
ira de Dios, que las olas respeten nuestra barca: Omaha es mi destino, la
cabeza de playa, mi Tierra Prometida. Francia es una casquivana que dormita
tras haberse revolcado con el jabalí en las heces del champán, pero mi lujuria
no manchará a las muchachas alegres de París porque voy al matadero con una
bala para Hitler en la recámara: he venido a combatir a los paganos del norte. Veo disolverse una nube de confeti por el
cielo: paracaídas. Es el día D., es la hora H. Las baterías antiaéreas
destrozan a mis camaradas, hay hombres sin cabeza flotando junto a mí, hay cabezas
sin hombre, hay entrañas, hay un olor quemado de humo de cañones, sé que no
pisaré la arena, ha silbado un obús que me busca, pero hay una bala para
Hitler.
De Cúpulas y Capiteles, (Siltolá, Sevilla 2011)
Fotografía: Robert Cappa |
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