¿Hace frío en Viena,
Margarita?
¿Te persiguen aún las
sombras de la corte?
Aquí, en la lóbrega cripta
de la Kapuzinerkirche,
pudridero del Sacro Imperio
Romano Germánico,
he visto tu ataúd de bronce
tenebroso.
¿Dónde están los caballos
españoles, las águilas del Hofburg?
¿La mazurca que anuncia bajo
el techo dorado
el baile de las máscaras en
la rueda del tiempo?
Todo es sombra y ceniza.
Pero tú, Margarita, con tu
traje de raso,
con tu gracia menuda, tu
mirada azorada
y la breve pisada sobre
azules y rosas,
marfiles, plateados,
carmesíes y gualdas
-oro pálido nimba
su carita
curiosa y asustada-,
tú, que no has nacido de la
espuma de un dios,
danza silenciosa e inmóvil
la pavana.
En este vertedero de sangres
y de siglos,
¡qué espléndida reluce la
gran Degolladora!
Ella nunca descansa.
Pero a ti, Margarita,
Velázquez te ha salvado de
la Muerte.
Viena, Cripta de los Capuchinos. |
"Las Meninas", detalle. |
"La Infanta Margarita con vestido azul", Viena, Kunsthistorisches museum |
Margarita de Austria retratada por Velázquez, Viena, Kunsthistorisches museum
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Ravel, "Pavana para una infanta difunta"
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