No conoce "uno" la Semana Santa de Trujillo, pero
sí y mucho, la ciudad (es un decir), por los tantísimos años vividos en Cáceres, de la que,
¡qué cosas!, tampoco conoce uno -otro- su Semana Santa, por los muchos años
nacido en Sevilla, donde, a pesar de los casi veinte años ya vueltos a vivir
aquí, se sigue uno moviendo (laus Deo!) como Kipling en Londres o John Wayne en
Innisfree, esto es: inglés del exilio, irlandés de ultramar. Puede así
disfrutar de todo lo bueno y ver con más distancia haberes y deberes, virtudes y
lo otro.
Vaya este preámbulo por la mucha ilusión que me ha hecho que
tanto de Trujillo, como de Cáceres, me hayan pedido este año poemas para
distintos actos y libros sobre sus respectivas Semanas Santas. Yo, que soy
autor de un libro sobre toros, y otro que se llama, no te digo más,
"Cuaresma", no acepto -sin más- la cruz del casticismo, la chapela
que alguno, más hortera, más cateto y en definitiva, más parecido a Gabriel y
Galán (en fin: ni eso, ya quisieran) puedan poner a esta materia poética. Como
en los poemas de amor el riesgo es doble o triple, pero hay que subir este ochomil, tirarse del trapecio, como lo hicieron Lorca, Machado (los dos) o Girondo, en su arte cada cual.
En Trujillo, han publicado “Semana Santa (2014)”, un antología
de poemas que ha coordinado el Coro de Santa María de la Victoria de Trujillo y
ha publicado el Ayuntamiento.
En Cáceres, el sábado llamado de Pasión se celebró el acto de
exaltación a la Semana Santa y la saeta: “Aún mueve las piedras”, coordinado no
por el Ayuntamiento en este caso, sino por “La Tortuga Producciones”. Mi compadre,
Pablo Pámpano, es autor del cartel y creo que en el díptico daban mi poema sobre
la noche de los crucificados, que fue ayer, el miércoles santo, de Sevilla.
Aquí, en Sevilla, después de cuatro días en la calle y un preámbulo que me concedí
soy ya, aunque sea fea la comparación, un eccehomo en las últimas a la espera de ser transportado en su urna, nos queda sin
embargo lo más grande: por la doble vía, la del inmenso gozo en las calles de
Sevilla y por la Vía Dolorosa de Nuestro Señor Jesucristo, única Luz del Mundo.
Aquí, los poemas, con una coda a lo Oliverio Girondo, que añado
para hoy, Jueves Santo, que sale en Sevilla el popular paso de “los caballos” (La
Exaltación de Santa Catalina).
SEMANA SANTA (Trujillo-Cáceres-Sevilla)
Trujillo
MIÉRCOLES DE CENIZA
Alta viene la muerte por el hacha del frío y no ha salido nadie a combatirla. Los soldados huyeron con el joven monarca y su excéntrico séquito de bufones y magos.
Fuerte viene la muerte por la estepa de hielo y los verdes pantanos del insomnio. Los gallos degollaron a la aurora y ahora la luna ondea como un cráneo sobre el estandarte de la noche.
Larga viene la muerte como un río y sus viejos arqueros han tensado la sangre. Las huestes mercenarias ocupan la muralla y fuerzan las puertas de la ciudad.
Inermes, vestidos con harapos, salimos a su encuentro ungidos de ceniza.
Dicen que no tenemos esperanza, pero en la frente llevamos una punta de fuego.
Cáceres
MIÉRCOLES SANTO
Las manos transparentes de los niños muertos atraviesan la crestería cerrada de los balcones para tocar la madera, pero tú no los ves. Hay un rumor continuo de abanicos románticos en la calle vacía, pero tú no los oyes. Es la hora alta de los crucificados, cuando crece la tristeza de los patios y florece la angustia rota de las cancelas, cuando la piedra lunar atrae a los desaparecidos; pero tú solo percibes el desamparo dulce de su congregación, la estela melancólica de la ciudad. Hijo del limo, ¿por qué estás ciego? ¿Adónde huiste la noche de Getsemaní?
CALCOMANÍA DEL JUEVES SANTO
-Plaza de la Encarnación, Sevilla-
(Con Oliverio Girondo)
Bajo el arco fungoso de “Las Setas”,
pasan dos jacos de picar sin peto,
una nube -apuntalada por grietas-
y la “Crucifixión” de Tintoretto.
Como el paso no cabe en el cuarteto;
la muchedumbre –vulgo: bulla- aprieta,
-Los Negritos se alejan in the Ghetto-
entre las sogas Cristo es un atleta.
Enfila la calle Orfila la fila
de nazarenos blancos y violetas,
y –de pronto- una gota, luego un rayo,
que a los cielos airados desfibrila,
y galopan sin freno Los Caballos,
y mueren de bronquitis las saetas.
y mueren de bronquitis las saetas.
Fotografía: http://corrientedesantiago.blogspot.com.es/ |
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