lunes, 30 de noviembre de 2020

Comprar libros

¿Por qué compramos libros que no leeremos jamás?

Cuando se lee, por ejemplo, una novela que nos llega a apasionar, nuestra vida adquiere una doble dimensión en la que la realidad se desvanece frente a la aventura absoluta de la ficción. Abrir el libro es viajar otro mundo. Esto es conocido.

¿Pero qué sucede cuando vamos a la librería y compramos aquello que sabemos que no llegaremos nunca a leer?

Lo que sucede, creo, es que nosotros mismos generamos en ese instante la ficción, la ensoñación de leer, es decir, de viajar, y lo que hacemos y lo que nos hace felices es comprar este pasaje.

Una estantería repleta de libros es como una estación, un puerto o un aeródromo en el que el número de lugares a los que marchar se multiplica con cada adquisición.

Y, como mirar un puerto, una estación de tren, o ver a los aviones despegar y aterrizar, mirar una estantería, acariciarla, da felicidad.

La diferencia entre el libro electrónico y el clásico, según esta analogía, sería la misma que la existente entre el localizador numérico de un viaje y la magia belle-epoqué de un baedeker. 



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