martes, 16 de febrero de 2021

Espartinas Taurina

Casi once años hace de esta imagen, la presentación de PLAZA DE TOROS en Espartinas.

Una década después, Lorenzo Clemente, que lo prologa, Pablo Pámpano, que lo ilustra y da esplendor, y un servidor de ustedes, hemos vuelto juntos con CUARESMA.

¿Pero quién hubiera podido imaginar aquella tarde, junto a la concejala de CULTURA de Espartinas, sobre el capote de Andrés Luque Gago -ya en los ruedos del cielo- y en la hoy abandonada como un teatro romano plaza de toros, que un día este pueblo, por mil razones tan torero, pudiera ser declarado antitaurino por un cafre, como una Barcelona más del Aljarafe?

También en Espartinas, tan querido para mí por tantas razones (allí me casé, allí vivió y murió mi maestro fray Pacífico, en el convento de Loreto), expuso Pablo Pámpano los cuadros que iluminaban el libro a los que añadía como colofón un imperial retrato de Espartaco.

¿Nos convierte por ventura esa declaración en personas non gratas en la villa, en parte de una memoria repudiada de su historia? Pareciera que sí, a tenor de cómo impiden -en flagrante prevaricación- que los toreros practiquen en los espacios públicos.

Hoy el toreo -pero, ¿qué será mañana?- es el emblema de la libertad, el más preciado don de los hombres según Cervantes, ¿declararan, por ventura. a Espartinas también anticervantina?

¿Declarará personas non gratas a todos los quijotes que vamos a marchar, capote en ristre, a liberar el sepulcro donde un malvado hechicero ha querido sepultar la tradición, la historia, el arte?

No, ningún pueblo puede ser declarado contrario a la belleza, contrario a la belleza solo son los espíritus inmundos.

Digamos, con Unamuno, cuando alentaba a los altos de espíritu a partir en busca del sepulcro de Don Quijote, "¡en marcha, pues! ¡fuera con ellos!"

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