Lo dejo por aquí apuntado, como el que hizo en los ochenta la novela sobre el virus de Wuhann, y contradiciendo las profecías de mi colega, el augur Bill Gates.
El siguiente reto de dimensiones catastróficas al que se tendrá que enfrentar la humanidad -de hecho ya está sucediendo en grandes corporaciones atacadas por piratas informáticos- es el del Gran Apagón.
Bien por una tormenta eléctrica solar, bien por un colapso en la WWW red mundial -una bomba atómica de bits- no hay que descartar que un día y por muchísimos días, todos los sistemas de telecomunicación e informáticos amanezcan caídos.
Entonces no estaremos confinados y podremos salir a al calle, pero no podremos llamar ni al timbre del vecino.
La gente echará andar para buscar a los suyos mientras altos helicópteros intentan avisar por la megafonía que la gente permanezca en su ciudad.
Seremos otra vez una sociedad nómada, sobre motores anárquicos.
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