(En las ruinas de Pompeya)
Quien llega aquí,
llega al día siguiente,
siempre es el día después
aunque hayan transcurrido veinte siglos.
Ayer fue la erupción,
el fuego y la ceniza enterraron el tiempo,
sepultaron la luz bajo la lava.
Como la lagartija que sestea al sol
o los gatos que acechan al viajero
ignoramos la sombra en el reloj.
Hace solo unas horas
pasaban por aquí los carruajes,
pasaban por aquí los carruajes,
luego fue la estampida
y el alarido horrísono.
aún se escucha el tumulto en el silencio.Entramos en las casas
sin hojas en las puertas ni ventanas
como espectros que cruzan las paredes
en ronda de visita a otros espectros.
Desde el umbral miramos
la vida persistir en sus vestigios
en los rojos y ocres de los muros
donde moran las ninfas y los héroes.
(El Vesubio a lo lejos conversa con los dioses).
Conozco este lugar,
en otra vida ya estuvimos aquí.
Recorremos los patios y los huertos
como quien lee una oda de Horacio.
Las sombras nos convocan
al ingrávido sueño de la muerte.
Pompeya, agosto 2025
No hay comentarios:
Publicar un comentario