viernes, 8 de agosto de 2008

Mil Caracteres

Hace cuatro años inicié la publicación de
unas prosas en El Lector de Almanaques,
estas piezas han sido tildadas de herméticas
y barrocas. Como es clara su raíz borgiana
me permitiré la vanidad suplementaria
de citar al maestro quien en El Otro, el Mismo
escribe: Es curiosa la suerte del escritor, al
principio es barroco, vanidosamente
barroco, y al cabo de los años puede lograr,
si son favorables los astros, no la sencillez
que no es nada, sino la modesta y secreta
complejidad. De los astros podemos
esperar la mutación sucesiva de los días,
pero nada impide aspirar si no a la complejidad,
al menos a la complicidad con el lector.
De los órdenes clásicos el toscano no es sino
una modesta simplificación del dórico, el más
sencillo de todos, con esta intención de
austeridad verbal saldrán día a día mis columnas:
no más de mil caracteres inscritos en el fuste.
Junto al acanto corintio de mis almanaques
harán un templo sencillo, unas ruinas en lo alto
de un pequeño promontorio frente al mar
de la web. Las puertas de esta columnata
están abiertas para todo el que quiera dejar un
ramito de flores. Aunque mil caracteres sean
demasiados para decir las dos o tres cosas
que importan de verdad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jgk

 
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