lunes, 21 de septiembre de 2009

El haiku de torear

En algún lugar de su “Juan Belmonte, matador de toros” Chaves Nogales nos cuenta el primer encuentro del pasmo de Triana con Joselito, todavía novillero: Belmonte insistía en torear una becerra por donde no tenía un pase y el de Gelves le avisaba, “que te va coger”, como en efecto sucedió, alegando Belmonte que “era por ahí por donde tenía gracia torearla”.

Consciente del relativo éxito de las entradas sobre tema taurino: insisto. Porque es por aquí por donde, hoy, tiene gracia torearles, y no se lo tomen a mal, que yo tampoco me quejo de la ausencia de comentarios ¿eh?

Para ello, nada mejor que rememorar glorias pretéritas, recomponerse el Quimono y salir nuevamente al tatami con un exótico ardid en busca del aplauso fácil, porque por extraño que parezca hay unas insólitas similitudes entre el toreo y el arte de hacer haikus:


La mayoría de los haikus que se componen son desechos de tienta y defectuosos.

Tanto el haiku como la corrida de toros se dividen en tres tercios de creciente intensidad emocional.

La corrida empieza a las cinco en punto de la tarde y el haiku empieza con un verso de cinco sílabas.

La belleza del haiku depende de la capacidad para fijar el instante; una corrida de toros no es más que una sucesión fugaz de instantes.

La rana de Basho, después de todo, le ha hecho tanto daño a la Poesía como “el salto de la rana de “El Cordobés” a la tauromaquia ortodoxa y por eso los "escribidores" de pasodobles a menudo nos cantamos

Suerte poética:
el salto de la rana
¡olé mi haiku!


(Op. Cit: http://jmridao.blogspot.com/2009/09/vueltas-con-la-rana.html)

En general los carteles de toros se disponen tipográficamente como un haiku y, como los aficionados saben, tan escasos son buenos haikus, como los carteles rematados:

José Tomás
Morante de la Puebla
Y Manzanares

Una antología de Haikus es como el abono de la feria de Sevilla: una corrida buena y veinte malas.

En el haiku el verso de siete sílabas importa tanto (o tan poco) como la opinión del tendido Siete de las Ventas.

Si los versos de cinco sílabas son dos puyazos para el lector, el de siete es una estocada que casi siempre pincha en hueso.

La puntilla es tan corta como un mal haiku, pero duele menos.

Los versos de un haiku parecen banderillas mal colocadas.

Del haiku manso líbreme Dios que del bravo me libro yo.

Un buen haiku es para el poeta como la divisa para un buen ganadero.

En la Plaza se cortan las orejas y en el haiku se acortan los versos.

Una silva es una ganadería de haikus y un soneto un muestrario de cabezas disecadas de haiku en punta endecasílaba.

Los versos de un haiku verdadero son como las dos orejas y el rabo de una faena grandiosa.


Etc. ¿para qué más? Ya siguen ustedes con el haiku por montera.

Así, tras esta arbitraria comparación exportable a cualquier manifestación de la naturaleza humana divisible por tres, a saber y por ejemplo: "La Divina Comedia", la nouvelle cuisine (Gallia est omnis divisa in partes tres) o el ménage à trois -por no salir ya de Francia y citar algunos asuntos en los que uno no ha demostrado todavía ¡ojo, todavía! igual solvencia-, me despido de mis sufridos lectores con un haiku enrazado:


Plaza de toros,
cuánto sol exprimido
de brusca sangre.


Uno lo ha cuidado mucho, a ver, ahora, si embiste.

5 comentarios:

José Miguel Ridao dijo...

Me parece muy bien tu entrada: ¿no quieren los japoneses hacerse toreros? ¡Pues nosotros componemos haikus taurinos! Te has pasado un poco en el tercio de varas, hombre. Las ranas no aguantan tanto castigo...

Gracias por la mención, te ofrezco un ridaiku:

Un viejo coso
salta la rana ¡croac!
no es lo que era.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Pues sí que os interesa este tema chavales¡¡¡

Y da para mucho.

Os felicito, te felicito.

L.C. dijo...

Lo bueno, si breve...

Gran entrada y con un toque de humor no muy frecuente.

La cultura taurina te debe una más. Cuando te pague, aunque sea a plazos, te vas a forrar.

Me siento, además, orgulloso de la provocación. Desde que hice aquella mención a los haikus taurinos en el prólogo aún inédito, estos no han hecho sino proliferar.

E. G-Máiquez dijo...

Grandes aforismos. Y el último haiku, el tuyo, es como una divisa, esto es, muy bueno.

José María JURADO dijo...

Gracias, a todos.
Las "gracias" son hoy mio divisa, Enrique.

 
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