Conocemos al Jesús Cotta (Cártama, 1967, Málaga) mordaz y polémico, al acecho siempre del tópico y del pensamiento débil, (“Topicario”, Almuzara 2005), conocemos al Cotta novelista de “Las Vírgenes Prudentes” (Mono Azul, 2005) capaz de juntar en una misma finca un prostíbulo y un convento, y hacerlo con la guerra de siempre de fondo y además salir indemne. Conocemos al Cotta capaz de trasladar al siglo XXI la escritura de Teresa de Jesús (“Teresa Mon Amour”, Mono Azul 2008) y pronto leeremos al Cotta que hunde su escalpelo incisivo, tierno, irónico y filosófico en el espinoso tema de la infidelidad (“Ulises y las Sirenas”, Paréntesis, 2009) .
Y, en fin, conocemos al Cotta provocador y lúcido, aforístico y contradictorio, surrealista e imaginativo, erótico, emocionante y valiente de los espacios virtuales.
Ahora, gracias a la colección Siltolá, conocemos también al Jesús Cotta poeta que, no cabe duda, es el que sustenta toda su otra creación. Se advierte en seguida en Jesús Cotta un alma incapaz de contener la belleza del mundo en su pecho sin salir a proclamarlo, como un juglar de Dios, a los cuatro vientos, porque la experiencia religiosa, gozosa y de filiación sanjuanista,es uno de los puntales del libro “A Merced de los Pájaros”.
Ajustado a un molde clásico, no en vano el autor es licenciado en filología clásica y profesor de filosofía, que en ocasiones coarta su expansiva ansia de cantar, Cotta nos habla también de la familia, de sus hijas, de la amistad, de la naturaleza y del pasado (heroico o familiar) fundiéndolo en ocasiones todo en un solo poliedro.
Quienes lean este libro sabrán enmarcar mejor lo que hay detrás de este gran comunicador con una especial capacidad para encandilar a los auditorios y las televisiones con su aspecto frágil de niño bueno y malo a la vez: la ternura, sobre todo la ternura.
Cotta ha hecho de la vida su obra principal y eso se nota, antes que escribir bien le importa la bondad, y muchas veces ha proclamado la fatalidad de un arte que no sabe mirarse más allá de si mismo. Por eso hay mucho en su escritura de ese otro buen hombre que fue Miguel Hernández.
En este libro late un hombre, poco importa que algunas cadencias puedan parecer edulcoradas para un oído resabiado como el mío, desgastado por la costumbre de poéticas contenidas, la verdad del discurso se impone y la música verbal (y en ocasiones, vegetal) acompaña. En este libro la verdad importa más que la belleza, Jesús Cotta no se refugia, no esconde jamás sus cartas. Y aquí la verdad es la Verdad.
Veo a Cotta como a un Rey David dispuesto a bailar desnudo ante el Arca de la Alianza, cuando al fin se libere de los moldes barrocos y de las silvas impares, y la música pura cante desbordando las vasijas de las formas, como el vino de Canaán o los acordes del órgano majestuoso que resuena en su libro.
EL ÓRGANO
Cómo se abre a ti mi corazón
y en volutas, girolas y crepúsculos
echan a volar místicos pájaros
sin saber qué cantar ni en qué posarse.
¿Por qué me harás llorar con esa música?
¿A qué valles remotos me conduces?
¿Qué cauces debo abrir con estas hachas?
Yo no sabía, hasta que oí tus cítaras,
que tenía unas alas que me llevan tan alto,
Señor de las más íntimas estrellas.
viernes, 23 de octubre de 2009
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7 comentarios:
En efecto, estoy de acuerdo contigo en que el mejor Cotta poeta aparecerá cuando se suelte de las muletas sonetiles, de las rimas consonantes con peligro de ripio. Este poema del órgano es un ejemplo apabullante, un adelanto. Y muchos otros a lo largo del libro.
QUerido José María, esta mañana, antes de saber que ibas a tener el detalle de reseñar mi libro, lo releía yo y me parecía que faltaban poemas libres y con garra. Gracias por tus palabras elogiosas y por la delicadeza y la elegancia con que me animas a desnudarme para cantar como el rey David.
Gracias también a Beades por su consejo.
Ex corde, Jesús Cotta
Yo sumo mis palabras al aplauso por lo que ya hay en el libro y la expectación por lo mucho y bueno que promete. Un abrazo a los tres.
Estamos ante un crítico de primera magnitud, sin duda. "Cotta ha hecho de la vida su obra principal y eso se nota". Qué bien visto.
Gracias, Enrique, pero el mérito es de Jesús, es fácil verlo conociéndolo.
Gracias a los otros dos Jesuses, Beades, me alegra mucho saludarte aquí.
Romano, gracias, gracias.
Veo que quien hace esa reseña de Jesús Epifanio Cotta Lobato, cosa que hace con elegancia, con exquisita prosa y con el conocimiento del 50% de su persona, da en la diana con "juglar de Dios", mejor decir, "rescatado juglar de Dios, que no racatado".
Así que mejor que no se desnude ni se embriague, sino que siga como va, ya llegará la explosión final, cosa que creo en estos momentos no está preparado.
Es muy fácil ser amigo de este hombre.
Gracias Piyayo por pasar por aquí, y en fin el tronco es el mismo y buena la raíz.
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