El otro día fuimos a ver María Estuardo de Federico Schiller, a pesar de los intentos del director, de los actores y de la escenógrafa, que se conjuraron contra la obra como si les fuera la vida en ello, y a pesar de los recortes o censuras líricas sobre la obra original del gran dramático del Sturm und Drang. En fin, a pesar de todos los intentos por destrozarla, es tan grandiosa la intensidad dramática del texto de Schiller que, milagrosamente, como un eco en una montaña pintada por Friedrich, sobrevivía.
Y uno ha hecho lo que ha podido para abrir la baraja. Por Inglaterra... o no.
Actualización de EL LECTOR DE ALMANAQUES
martes, 1 de diciembre de 2009
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2 comentarios:
Siempre sobrevive, siempre.
Genial.
La genialidad está por encima de la necedad de los que intentan materializarla, José María.
Un abrazo cordial
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