viernes, 19 de febrero de 2010

Cuaresma (día 3)

Despierto. Todo es morado. Una gasa azul escindida del alba más fría me oprime los ojos. Oigo una música extraña. Con la mirada velada avanzo por la penumbra violácea del pasillo, de las paredes cuelgan radiografías enmarcadas con molduras de oro viejo. En el salón hay un cuarteto de cuerda, los músicos visten libreas de terciopelo malva y tocan instrumentos pequeños y blancos como ataúdes de niño. Es un obstinato desacordado y estridente. Reconozco el rostro de mis antepasados, reconozco el rostro de mis hijas. Abro las ventanas y me arranco la gasa. Abajo ruge el mar.

Todo es morado.

3 comentarios:

L.C. dijo...

Magnífica metáfora de la cruz velada de la Quinta Angustia.
Dicen las revistas del colorín que el lila está de moda. Se olvidan que el color es de nombre nazareno y que sale a la calle cada Viernes Santo.

José María JURADO dijo...

Tú lo has visto, Lorenzo.
Por cierto, que las crónicas dicen que armaste un lío ayer.

Olga Bernad dijo...

Estoy siguiendo esta Cuaresma tuya aunque, como siempre, desde lejos.
Me encantó ese mar final.
Todo fue morado.
Saludos.

 
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