Te acompañan tres muchachas de Polonia vestidas cada una de un color: blanco, rojo y verde. Llevan la cabeza cubierta por una amplia caperuza. Apenas entrevés su rubia cabellera. La puerta de la capilla es muy angosta, agacháis el cuello para entrar. Ellas comulgan. Tú no. Al salir a la plaza está nevada y vacía. Se oye el relincho de un caballo. Junto a la Columna de la Peste pasa un húsar herido. Deja un rastro de sangre sobre el suelo escarchado. Lo seguís despacio y en silencio hasta llegar al río. Se aleja moribundo por el puente, donde está la estatua de María. Entonces las doncellas te rodean y descubren sus rostros. Resplandecen.
Y ya no viste más.
(Correspondiente al Domingo 28-02-2010)
martes, 2 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario